El comisario Eduard Sallent, exjefe de los Mossos d'Esquadra

El comisario Eduard Sallent, exjefe de los Mossos d'Esquadra David Zorrakino / Europa Press

Examen a los protagonistas

Eduard Sallent

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El comisario Eduard Sallent, exjefe de los Mossos d’Esquadra, compareció este lunes ante la jueza de instrucción número 24 de Barcelona en calidad de testigo. No está investigado, y es importante subrayarlo. Su declaración sirvió únicamente para ratificar el informe remitido por los Mossos al juez Pablo Llarena del Tribunal Supremo (TS) tras la segunda fuga de Carles Puigdemont el pasado 8 de agosto de 2024.

Sin embargo, la sombra del desconcierto vuelve a proyectarse sobre la cúpula policial catalana. Lo que conocemos del dispositivo diseñado por los Mossos para aquella jornada roza lo inverosímil: existía un plan de detención, sí, pero focalizado exclusivamente en un único escenario, el de una detención en las inmediaciones del parque de la Ciutadella. Nada más. No había plan B. Ni C. Solo una apuesta ciega porque, a su criterio, Puigdemont, un hombre que lleva años esquivando a la justicia, cumpliría su palabra y caminaría hasta el Parlament.

La confianza fue excesiva. Y la falta de previsión, alarmante. No es la primera vez que se denuncian los agujeros de aquel dispositivo; se han escrito crónicas y libros sobre la llamada "fuga 2.0". Pero lo que sigue sorprendiendo es la desarmante ingenuidad con la que los Mossos, y especialmente su exjefe, afrontaron la jornada. Sallent subestimó a un expresidente que ya había demostrado su capacidad de sortear los márgenes del sistema.

Eduard Sallent no es responsable directo de la fuga, de eso solo es responsable Puigdemont, pero fue el máximo mando operativo de un cuerpo que tenía que haber cumplido con la orden judicial de detener al expresidente. Su testimonio no lo incrimina, pero tampoco lo redime del todo. La actuación no fue negligente, pero sí insuficiente. Y eso, en un cuerpo como los Mossos, deja una marca difícil de borrar. A la vista está…