Cuevillas ya se veía en Bruselas
Esto de la política es un sinvivir, no solo para los profesionales. También para los aficionados, y aún más sus familias. Es el caso de Jaume Alonso-Cuevillas, letrado de larga trayectoria que ha asumido una de las defensas de Carles Puigdemont, el expresidente de la Generalitat huido y residente en Waterloo (Bélgica).
Cuevillas se ha comprometido a fondo con su cliente, hasta el punto de que participa en debates políticos y acude a los medios de comunicación afines al procés a dar su interpretación profesional de los acontecimientos. Incluso ha llegado a pronosticar la intervención de España.
Tal es su compromiso que aún no ha cobrado la minuta a su cliente, una suma que en enero superaba los 140.000 euros. En un principio, Puigdemont le dejó creer que formaría parte de su lista al Parlamento Europeo, una golosina, habida cuenta de que la remuneración dobla la de un diputado español.
El caso es que su esposa se puso manos a la obra y empezó a buscar colegio en Bruselas como primer paso para acomodar a la familia en el nuevo destino.
Todo se fue al traste cuando el expresidente cambió de planes y colocó a Cuevillas al frente de su lista por Girona para el Congreso. De tándem con otro amigo, Jami Matamala, que fue al Senado.
Algo es algo, pero con esos ingresos va a tardar mucho más en amortizar la factura pendiente.