Rajoy es el precio
Tras el pleno de investidura se pueden sacar varias conclusiones. Los puentes entre Rajoy y Pedro Sánchez están rotos. La posibilidad de un gobierno alternativo de socialistas con Podemos y el apoyo de nacionalistas vascos y catalanes es inviable. El gobierno de cambio que propuso Pedro Sánchez en la anterior legislatura con Ciudadanos y Podemos fue dinamitado por Pablo Iglesias nada más iniciar su intervención en la primera sesión de investidura. Albert Rivera no se anduvo con chiquitas y contestó con su máxima crudeza.
Unas nuevas elecciones parecen inevitables y todos los cronistas apuntan en esta dirección. Los más se lanzan contra Sánchez con El País a la cabeza, que titula “El portazo sin alternativa de Sánchez aboca a elecciones”, y la armada columnista y mediática habla de cerrazón socialista y piden la abstención “por la necesidad de tener gobierno”. Nadie duda de que los socialistas moverán pieza a partir de la próxima semana. Lo que no se sabe es en qué dirección. Hasta ahora sólo se sabe lo que piensan algunos barones, como García-Page --Castilla La Mancha-- y Fernández Vara --Extremadura-- que abogan por una abstención servil al PP “por el bien de España”.
En las últimas horas se están produciendo movimientos. Una de las propuestas es poner precio a la abstención. “Rajoy es ese precio”, dicen las fuentes consultadas. Si el PP se niega a cambiar de candidato, recaería sobre los populares la culpabilidad de las elecciones. Los que apuestan por esta opción consideran que Ciudadanos se vería obligado a mojarse ya que “no se fían de Rajoy”, como reconoció el propio Rivera en el debate. Estos dirigentes no son partidarios de nuevas elecciones, pero tampoco abogan por un entreguismo a los populares “que sería letal para el partido”. “Ahora nuestros votos son decisivos. Las terceras elecciones no nos garantizan que lo sigamos siendo”, apuntan. Otros dirigentes que no ven descabellada la propuesta proponen esperar al 25 de septiembre --fecha de las elecciones vascas y gallega-- y señalan que también Sánchez podría plantear una alternativa de gobierno sin dirigirla a nadie para obligar a los partidarios del “no” a Rajoy a tomar posición.