Escándalo en Milán: un gol anulado y dos penaltis no pitados al Barça
Los de Xavi, indignados por lo que consideran una injusticia que les deja en la cuerda floja
5 octubre, 2022 10:54El FC Barcelona suma únicamente tres puntos en tres jornadas de Champions. Y cierto es que tuvo claroscuros en Múnich y no estuvo fino en la primera hora de partido en Milán. Sin embargo, igualmente cierto es que las injusticias arbitrales lastraron al equipo de Xavi en ambos partidos. En lo que respecta a la cita de este pasado martes en San Siro, el FC Barcelona vio cómo se le anulaba un gol a Pedri tras rozar el balón justo antes en la mano de Ansu Fati.
Motivos para irse cabreado de Milán
El jugador del Barça no cambió la trayectoria del esférico, y tampoco podía quitar la mano tras el desvío previo del guardameta Onana. Pese a todo, las protestas del Barça no sirvieron de nada y el gol no subió al electrónico. En ese momento restaban alrededor de veinte minutos para el final del encuentro, y la diana habría supuesto el empate de los culés ante los neroazzurri.
Lo peor de todo es que la polémica no acabó ahí, ni mucho menos. A falta de pocos minutos para el final, un jugador del Inter tocó claramente el balón con la mano extendida en el interior del área, desviando la trayectoria del esférico e impidiendo el remate de un futbolista culé. Penalti de libro de Dumfries... aunque no lo fue para el árbitro, Slavko Vincic, y tampoco para el colegiado a cargo del VAR, Pol Van Boekel. Este último, por cierto, fue el mismo que ya se tragó en Múnich un penalti flagrante sobre Ousmane Dembelé.
Obligados a mejorar en el Camp Nou
El escándalo arbitral, sea como sea, no puede ocultar la gris actuación del FC Barcelona sobre el césped. Una más, después de que hace unos días un milagro de Lewandowski evitase un pinchazo liguero contra el Mallorca. Los de Xavi no estuvieron a la altura durante la primera hora de partido disputada en San Siro, y bien podrían haber recibido varios goles --legales-- de no ser por pequeños detalles y fueras de juego milimétricos.
Los blaugrana controlaron una posesión estéril que, en la mayoría de ocasiones, acababa estrellándose contra un Inter muy bien plantado atrás. Al equipo le faltó profundidad, desborde, chispa y juego rápido entre líneas. Faltaron ideas, intensidad y confianza en toda la primera mitad y parte de la segunda. Eso no es culpa de los árbitros, sino de Xavi Hernández y sus jugadores.
La injusticia sucedida al final no debe ocultar, por tanto, una autocrítica necesaria. No puede ser que un equipo construido para atacar y marcar goles, como el Barça, apenas demuestre soluciones ofensivas más allá de lanzar centros al área. A veces, sin que Lewandowski rondase siquiera por allí. El club presidido por Laporta está de sobras legitimado para protestar ante la UEFA. De puertas hacia adentro, al mismo tiempo, el equipo de Xavi estará obligado a reflexionar sobre su juego mostrado en tierras italianas. Para que, de cara al partido de vuelta en el Camp Nou, la superioridad culé sí sea manifiesta.