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El Barça de balonmano fue una máquina de ganar títulos. Entre 1996 y 2000, encadenó cinco Ligas Asobal y cinco Champions. Destrozaba a todos sus rivales, por poderosos que fueran, y protagonizó remontadas épicas en el Palau Blaugrana. Valero Rivera era mucho más que un gran técnico y Enric Masip no era un capitán al uso. Era el corazón del dream team, un jugador con mucho carácter, rebelde, y entre ambos saltaron chispas. Hoy, ambos están agradecidos a Joan Laporta y son dos soldados fieles al presidente del Barça.

Rivera y Masip lo ganaron todo con Josep Lluís Núñez de presidente. Ambos defendieron siempre al máximo dirigente y al técnico no le gustó que Laporta activara la plataforma del Elefant Blau para resquebrajar al expresidente del Barça. El sábado, curiosamente, fue nombrado Miembro de Honor de la sección de balonmano, durante la asamblea de compromisarios que aprobó la liquidación del pasado ejercicio y el presupuesto del actual.

El currículo de Valero Rivera

El Barça ganó 70 títulos entre 1984 y 2004, con Valero Rivera de entrenador: 6 Ligas de Campeones, 12 Ligas ASOBAL, 10 Copas del Rey, 5 Recopas de Europa, 5 Supercopas de Europa, 1 Copa EHF, 5 Copas ASOBAL, 11 Supercopas de España, 9 Ligas Catalanas y 6 Ligas de los Pirineos. Ningún técnico ha ganado tanto en la historia del Barça y Rivera finiquitó su etapa en el banquillo del Palau un año después de que Laporta ganara las elecciones de 2003.

Masip jugó en el Barça entre 1990 y 2004. Fue un jugador clave en el mejor equipo del mundo. Era un central con buena técnica y mucha personalidad. También era un líder y fue premiado con la capitanía hasta el día que Valero se la retiró. David Barrufet heredó el brazalete en un equipo dividido en dos bloques. 

Los dos bloques

Barrufet siempre contó con la amistad de Iñaki Urdangarin y Fernando Barbeito, mientras que Masip sintonizaba con Tomas Svensson, Patrick Cavar y, sobre todo, Mateo Garralda, quien le dio la mitad de la medalla de bronce que ganó con la selección española en los Juegos de Atlanta (1996).

Valero Rivera recibe la distinción como Miembro de Honor de la Sección de Balonmano FCB

Joan Laporta y Enric Masip en el 'photocall' del acto de despedida de Andrés Iniesta FCB

La convivencia entre Valero y Masip fue complicada, con momentos difíciles, pero ambos se partían la cara por el Barça. "Yo podía haber sido amigo de mis jugadores, pero el club habría ganado menos títulos. Ahora tengo mucho mejor relación con ellos", sostiene el extécnico azulgrana, una persona muy estricta, cuya autoridad era sagrada en el Palau Blaugrana. "Siempre fuimos un equipo. Lo importante es lo que sucede en la pista. Lo de fuera es menos importante. No fue fácil, pero el recuerdo es maravilloso", añade Rivera.

La elección de Ortega

Dos décadas después de su salida del Barça, Valero ha recibido la mejor distinción. Un reconocimiento que Masip le recomendó a Laporta, porque los recelos y los reproches de antes son ahora abrazos y buenas palabras. Hace tres años, ambos se posicionaron a favor del fichaje de Antonio Carlos Ortega como entrenador en detrimento de Xavi Pascual, a quien le cortaron la cabeza tras ganar todos los títulos posibles en una temporada perfecta: 61 partidos y 61 victorias.

Carlos Ortega dirige al Barça de balonmano contra el Bidasoa FCB

La salida de Xavi Pascual coincidió con el despido de David Barrufet, el último gran capitán de Valero Rivera. El exportero y Masip no se soportaban cuando el Barça lo ganaba todo y, en verano de 2021, fue otra pieza sacrificada por Laporta.

El Barça de balonmano anuncia la despedida de Ludo Fábregas en 2023 FCB

Emil Nielsen, portero del Barça EFE

Nielsen y Fàbregas

Laporta, Masip y Rivera están encantados con el Barça de Ortega, campeón de España y de Europa con un presupuesto inferior al de sus grandes rivales en la Champions. Entre ellos, el Veszprem de Xavi Pascual, quien recientemente rubricó su venganza al fichar al barcelonista Emil Nielsen a partir del 1 de julio de 2027. Antes, el Barça había pactado con Ludovic Fàbregas, ahora en el equipo turco, su regreso al Palau, pabellón que ha conocido mil batallas personales y deportivas.

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