El Barça de basket, como el de fútbol, decepciona esta temporada. Todavía le queda la Liga ACB, pero la eliminación de la Euroliga fue un golpe muy duro para el primer proyecto de Roger Grimau. Al técnico de Sants le fallan muchas piezas. Algunas, de primer nivel, como Tomas Satoransky

En Bilbao, Satoransky no tuvo un buen día en la victoria del Barça (68-72). El base checo solo anotó tres puntos, al transformar uno de los dos triples que intentó. Falló dos lanzamientos de dos, capturó un rebote y su valoración fue de menos 5.Fue la culminación de una mala seman. Igual o peor había estado en el Palau contra Unicaja (91-92). El viernes, el base internacional solo sumó cuatro puntos.

La decisión del técnico 

Grimau, descontento con su actuación, sentó a Satoransky en el tercer cuarto. El jugador, molesto, reacción de mala manera en el Palau Blaugrana. Pateó una valla publicitaria y la afición barcelonista le recriminó su acción. “Eh, eh”, le gritaron desde la grada. “Eh, ¿qué?”, respondió Satoransky, fuera de sí

Ricky Rubio, el otro base del Barça, sí tuvo una actuación correcta ante Unicaja, al anotar 13 puntos y dirigir mucho mejor al equipo que Satoransky. El base de El Masnou, además, aportó más intensidad en deensa.

Sustituto de Calathes 

Satoransky fue un fichaje muy sonado del Barça en verano de 2022. Fue el encargado de relevar a Nick Calathes y dirigir a un equipo que aspiraba a todo. En España y Europa. Su rendimiento, sin embargo, no ha sido el esperado. No ha sido el líder que necesita el Barça. Y mucho menos lo en los cuartos de final de la Euroliga ante Olympiacos. En el quinto y decisivo partido no anotó ni un punto. Tampoco impuso el ritmo que más le convenía al Barcelona. 

Satoransky busca la canasta en el partido contra el Zunder Palencia FCB

El Barça fichó a Satoransky en verano de 2022. El jugador checo se comprometió por cuatro temporadas tras cerrar su etapa en la NBA. Es uno de los jugadores que más cobra de la plantilla. Su rendimiento, sin embargo, no está acorde a su potencial y a su salario. Y en Bilbao perdió los nervios.

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