El Barça de basket va de menos a más. Es un equipo en construcción, con mucho margen de mejora y, teóricamente, inferior a un Real Madrid con más argumentos y empaque. El conjunto blanco manda en la Liga ACB y en la Euroliga, y Roger Grimau asume que el Barcelona deberá mejorar mucho para competir en el tramo final de la temporada con el actual campeón de Europa. Y, sobre todo, necesita la mejor versión de su fichaje estrella: Willy Hernangómez.
El pasado verano fue muy movido en el Barça de basket. El equipo ganó la Liga ACB tras endosarle un 3-0 al Real Madrid en la final de la Copa de Europa, pero las celebraciones estuvieron marcadas ya por el anuncio de Nikola Mirotic de que abonaba el club. Sabía el ala-pívot que Joan Laporta rescindiría su contrato y ya se había despedido de la afición que tanto lo quiso. Y lo quiere.
Se fue Mirotic y se fueron Jasikevicius y Higgins, las tres piezas clave del Barça del último trienio. Entre los tres ganaban 18 millones de euros anuales y Laporta cortó por lo sano. Para compensar tanto desencanto, necesitaba, al menos, un fichaje ilusionante. Kevin Punter fue, inicialmente, el elegido, pero el escolta renovó su contrato con el Partizán.
La oferta del Barça
Necesitado de nuevos referentes en el juego interior, el Barça fichó a Willy Hernangómez. Sus derechos los tenía el Real Madrid, que podía igualar la oferta azulgrana: 12,5 millones de euros por tres temporadas.
El Barça ya tenía una estrella. Un jugador que podía ser del Real Madrid, pero se decantó por el equipo azulgrana. Pronto se le exigió todo y Grimau se desesperaba con su escasa intensidad defensiva. En ataque es más fiable, pero es demasiado intermitente.
Los pívots más determinantes
Willy ha fracasado en los grandes partidos. Sobre todo, contra el Real Madrid. Nunca ha sido el esperado antídoto para frenar a Poirier y Tavares, los pívots más determinantes de España y Europa, para desesperación de Grimau, que necesita más, mucho más, de su jugador más emblemático.