El Barça de basket se despide de su invicto en la Euroliga. Y lo hace de la forma más frustrante posible. Los azulgranas no tuvieron su mejor versión (65-64) ante el Real Madrid, pero la realidad es que el arbitraje jugó un papel fundamental en el desarrollo del encuentro, en especial por decidir favorable para el lado merengue en la mayoría de las acciones divididas. Esa situación, sumado a la ausencia por lesión Nicolás Laprovittola, supuso la primera derrota culé en la competición.
El Barça, de más a menos
El comienzo de los dirigidos por Roger Grimau fue realmente ilusionante. Tanto en la intensidad en los rebotes defensivos como en la precisión de varios jugadores, sobre todo con Jan Vesely y dos triples de Alex Abrines. Por su parte, el conjunto merengue estuvo totalmente errático, fallando prácticamente todos sus tiros desde la línea de tres, lo que favoreció a los culés para inclinar la balanza (12-19) desde el primer cuarto.
Esa misma tendencia se empezó a ver en los primeros minutos del segundo cuarto, en especial con un Willy Hernangómez que estuvo desatado con nueve puntos en ese tramo del encuentro. Pero poco a poco se fue desinflando el Barça de basket. Los errores en las posesiones --Satoransky queda señalado-- y el crecimiento del Real Madrid a partir del rebote ofensivo fueron claves para que el resultado se fuera achicando (28-30) hasta llegar al descanso. Las prisas fueron un problema para los azulgranas, llegando a estar varios minutos sin anotar.
La lamentable actuación arbitral
El Barça de basket tuvo un montón de imprecisiones a lo largo del encuentro, pero también fue clave la influencia del arbitraje en WiZink Center. No solo por las faltas que no llegaron a cobrar a Willy en el primer cuarto, incluyendo una en ataque que enfrió a los azulgranas, sino también por la manera de siempre inclinarse al lado blanco en cada una de las acciones divididas. Sin dejar de lado la técnica que sacaron a Roger Grimau por sus aireadas protestas en esas jugadas tan polémicas.
Los nervios ganan al Barça
A pesar de que Satoransky cortó la sequía de ochos minutos sin puntos, la realidad es que el conjunto catalán no pudo mejorar su rendimiento tras el descanso. Las prisas se apoderaron de los dirigidos por Grimau, teniendo en cuenta la cantidad de errores que cometieron en el tercer cuarto. Esos nervios también incrementaron a partir de la actuación arbitral, que se mantuvo en la línea de la polémica.
Entre eso y la influencia anotadora de Gaby Deck, el Real Madrid fue capaz de dar vuelta al resultado (51-41) de forma sencilla. Los del Barça no tuvieron la tranquilidad para armar sus jugadas en ataque, forzando la mayoría de las veces una situación de disparo que no era realmente favorable. Una diferencia abismal con respecto al inicio del encuentro.
La reacción del Barça de basket se dio finalmente en el último cuarto con un Rokas Jokubaitis (seis puntos) que estuvo agresivo en varias jugadas. También fue clave el dominio de los culés en el rebote ofensivo para soñar con una remontada final; sin embargo, el arbitraje volvió a cortar las alas al pitar balón afuera de Jokubaitis que no quedaba totalmente claro en las numerosas repeticiones. El balde de agua fría definitivo fue con los tiros libres que falló Satoransky y que pudieron haber revertido la derrota de los suyos.