Nunca hubo una guerra abierta. Sí se dieron rencillas y tensiones, especialmente entre miembros del entorno de ambos bandos. El Mundial de Australia y la crisis que se respiraba desde hacía meses en el fútbol femenino español --antes incluso del piquito improcedente de Luis Rubiales a Jenni Hermoso-- amenazaron con generar un ligero cisma entre las líderes del Barça Femenino. Algo que, por fortuna, nunca sucedió del todo. Y que ahora, con la revolución interna que se está viviendo en la Federación y el comienzo del curso 2023-24, ya ha quedado en el olvido.
La amenaza del Mundial
La antigua España de Jorge Vilda conquistó este verano, para sorpresa de muchos, la Copa del Mundo. Lo hizo con varias jugadoras del Barça Femenino en la convocatoria, entre ellas algunas que habían renunciado temporalmente acudir a la Roja pero que, con el motivo de la disputa del torneo más importante, hicieron una excepción. Aitana Bonmatí, una de las culés que meses atrás se habían desvinculado hasta que hubieran "cambios internos", dio un paso atrás junto a compañeras como Mariona Caldentey, Ona Batlle o Alexia Putellas, si bien es cierto que en el caso de la dos veces Balón de Oro nunca llegó a rechazar oficialmente a la Selección.
La de Mollet del Vallés, eso sí, siempre mostró su apoyo a las 15 rebeldes --como las llamaron en algunos medios-- y criticó la gestión interna del fútbol femenino desde la RFEF que presidía Rubiales. Pese a ello, accedió a jugar el Mundial sin estar aún al 100% físicamente y en cuanto a tono competitivo. Otras jugadoras del Barça Femenino prefirieron declararse no seleccionables, al mostrarse fieles a sus ideales. Es el caso de Patri Guijarro, Claudia Pina y Mapi León. Sandra Paños sí se mostró predispuesta, aunque Vilda decidió no convocarla y se llevó a su suplente en el Barça, Cata Coll, que acabó erigiéndose como una de las fijas en las alineaciones.
Disparidad de opiniones
Fuere como fuere, la decisión de las cuatro culés que no acudieron al Mundial --pese a ser pilares indiscutibles en la Eurocopa-- contrastó directamente con la elección de Aitana, Ona o Mariona, quienes optaron por recoger cable para poder disputar el torneo. Cualquiera de las dos posturas era perfectamente entendible y respetable, pero la disparidad de opiniones podía afectar a la buena dinámica del vestuario.
Según pudo saber Culemanía meses atrás, por fuentes cercanas a las jugadoras, en el entorno de varias de ellas aparecieron tiranteces tras la convocatoria de Jorge Vilda para el Mundial. “Patri Guijarro renuncia a un Mundial en el mejor momento de su trayectoria por defender sus principios hasta el final, mientras otras de mayor renombre --como Alexia y Aitana-- se bajan los pantalones. Y son ellas las que realmente tendrían que dar ejemplo para luchar por los intereses del resto”, protestaron voces cercanas a las tres futbolistas que se mantienen firmes, críticas con la decisión que habían tomado sus compañeras.
Comunión en busca de títulos
Ahora, esas ligeras tensiones han desaparecido y la paz absoluta reina en el vestuario del FC Barcelona. Los dos bloques --el de las que recularon para jugar el Mundial y el de las que no lo hicieron-- han vuelto a unirse, en favor dela comunicación, el respeto mutuo y la voluntad conjunta de seguir ganando títulos con el Barça. Los cambios internos que se están dando en la RFEF han ayudado a ello, así como el inicio del curso oficial y otros hechos positivos como la renovación de Patri Guijarro.
No se descarta, de hecho, que la misma Patri y sus compañeras Mapi, Claudia y Sandra vuelvan pronto a las convocatorias de la Roja, entrenada ahora por Montse Tomé. Cuando eso suceda, será la prueba definitiva de que las aguas habrán vuelto a su cauce. Y de que las futbolistas del Barça Femenino ya no sólo irán a una con la camiseta azulgrana, sino también con la de la Selección. Con el objetivo, como siempre, de continuar dejando huella en la historia del fútbol femenino.