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Los jugadores del Real Madrid pierden los papeles con facilidad. El equipo de Carlo Ancelotti gana por impulso. No por buen juego, ni por generar más ocasiones que el rival. En la última jornada de Liga, en Balaídos, el Celta fue muy superior a los merengues, pero no lo suficiente para frenar los goles de Kylian Mbappé y Vinicius Júnior (1-2). Sin embargo, la frustración se empieza a notar. La imagen destacada del partido, a pesar de los tres puntos, fue la del terrible mosqueo de Jude Bellingham con el extremo brasileño.

El centrocampista inglés, más cómodo jugando de delantero que en la medular, esperaba recibir un balón en el segundo palo. Vinicius, en cambio, después de regatear a un par de defensas, decidió tirar a portería, estando más escorado y con su pierna mala. Los gritos de Bellingham fueron escuchados por todo el estadio. Su cara hablaba por sí misma.

Vinicius y Mbappé en Balaídos EFE

La bronca fue bestial. Hay que recordar que ambos pelean por el Balón de Oro, aunque se da por vencedor al velocista brasileño. Sin embargo, ninguna está rindiendo a la temporada al nivel que debería marcar el premio. El Madrid sigue invicto en Liga, pero lejos de un Barça queha recuperado las esencias y juega de manera vistosa y agresiva.

Lo más normal

Estas reacciones ya son de los más normal en el Madrid. En su último partido en Champions League la cara visible de la frustración fue Dani Carvajal. El lateral español empujó a un recogepelotes en Lille, en un partido que acabaron perdiendo por la mínima, contra un rival mucho más endeble.

Algo no funciona en el Real Madrid y el vestuario lo sabe. Ni Ancelotti, ni los jugadores dan con la tecla. Aunque normalmente el jugador que acapara los focos es Vinicius Júnior. Esta vez acabó con la paciencia de Bellingham. Aunque su víctima preferida son los árbitros. Protesta sin parar y se ve impune.

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