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El Barça estuvo contra las cuerdas. Con un Pedri sufridor y sin espacios para maniobrar, el equipo de Hansi Flick palidecía en un Camp Nou al borde de un ataque de nervios, al son de los 2.300 seguidores de un Eintracht que recordaron la pesadilla del 14 de abril de 2014. La noche pintaba mal. Lewandowski no aparecía en escena y Lamine apenas desbordaba. La agonía duró hasta que la cabeza de Koundé derribó el muro alemán.

Los dos goles de Koundé aliviaron a un Barça con muchas deudas pendientes en Europa. La Champions no es la Liga. No lo fue la pasada temporada y no lo es en el curso actual. Disputadas seis jornadas, el equipo suma 10 puntos de 18 posibles. El acceso directo para los octavos de final es factible, pero no será sencillo.

Slavia y Copenhague

El Barça, probablemente, necesitará ganar los dos partidos que le quedan. Contra el Slavia, en Praga, y contra el Copenhague, en el Camp Nou. El grupo azulgrana necesita seis puntos más, y la mayor diferencia de goles. Nada es imposible, pero el Barcelona está peor que hace un año. Sin discusión.

El Eintracht celebra el gol en el Camp Nou EFE

Flick agitó el equipo en la primera parte, en el descanso y en el segundo acto. Sufrió mucho el Barça. El técnico alemán fue valiente en la toma de decisiones, no todas acertadas, salvado por un futbolista tan poderoso físicamente como imprevisible, con mucho talento, pero demasiado irregular. Koundé fue el mejor ansiolítico para el Camp Nou, atormentado con la efusividad de los 2.300 seguidores alemanes en las gradas.

Goles encajados muy pronto

El Barça todavía no es un equipo 100% fiable. En los últimos cinco partidos (Chelsea, Alavés, Atlético,  Betis y Eintracht) ha encajado un gol muy pronto. Le cuesta enchufarse. A remolque siempre, fue noqueado en Londres y ha sufrido ante rivales muy defensivos (Alavés y Eintracht). Sus mejores actuaciones han sido contra el Atlético y el Betis, dos contrincantes con mucho empaque, con grandes recursos técnicos. De los 22 partidos disputados esta temporada, el Barcelona ha comenzado perdiendo en 11.

Gol de cabeza de Koundé al Eintracht Òscar Gil Culemanía

Koundé celebra uno de sus dos goles al Eintracht Óscar Gil Culemanía

Flick debe ajustar mejor sus piezas, Koundé, incluido. El defensa francés es tan imprevisible como el mismo Barça. Ha rematado cuatro veces a portería y ha marcado ya tres goles, aunque ninguno tan importante como el de la final de la Copa del Rey que tumbó al Real Madrid.

Laporta y el socio

El Barça, desde entonces, vive al día. Y, casi siempre, al límite. El equipo de Flick se parece cada día más a Laporta, inmerso en mil problemas que se van solucionando sobre la bocina. Con una economía de guerra, el máximo dirigente tiene una relación de amor y odio con el socio barcelonista, al que maltrata, con precios desorbitados, a cuatro o cinco meses para las elecciones presidenciales de 2026. La animación en el Camp Nou es otra asignatura pendiente. Sin la Grada, los rivales se sienten mucho más cómodos.

Aficionados alemanes encienden bengalas Óscar Gil Culemanía

Aficionados del Barça contra el Eintracht Óscar Gil Culemanía

Laporta es el gran favorito. Su gestión puede ser cuestionable, pero su discurso, cada vez más populista, cala entre la masa social barcelonista. En escena, es único y solo él puede perder las elecciones. Nada, o casi nada, parece preocuparle, acostumbrado a vivir siempre en el alambre, y mucho menos con el regreso del primer equipo al Camp Nou.

La Masía y el Camp Nou

La Masía, sobre todo en tiempos de crisis, y el Camp Nou son los grandes tesoros del Barça. El equipo de Flick ha ganado los cuatro partidos disputados en su casa y Laporta está encantado el dinero que recauda jornada tras jornada. Todavía no lo tiene todo atado, y bien atado, pero se siente fuerte. Más incluso que Flick y su Barça, todavía con mucho margen de mejora en una Champions que se le resiste desde 2015.

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