El FC Barcelona necesitaba una reacción grande en Son Moix. Una que fuera digna de un equipo que aspira a ganar la Liga. El bache de tres partidos sin ganar en el torneo doméstico hizo saltar las alarmas en el vestuario culé, pero Hansi Flick mantuvo la calma y la confianza en sus jugadores. La respuesta de la plantilla no pudo ser más satisfactoria para el entrenador alemán.
No solo por romper la mala racha liguero, sino también por recuperar la mejor versión colectiva. El FC Barcelona ha vuelto a ser, por varios minutos, ese equipo que tanto ha maravillado al barcelonismo. La prueba de ello son las estadísticas que reflejan el amplio dominio en ataque y defensa: 20 disparos y 11 fueras de juego provocados contra el Mallorca.
El Barça vuela
En los recientes partidos, el Barça no logró asentarse cómodamente en campo rival o atacar a gran velocidad. Muchos jugadores bajaron su rendimiento y también pesaron ausencias de primer nivel. Con el regreso de Lamine Yamal y Marc Casadó, el equipo consiguió generar un mayor volumen ofensivo en el compromiso liguero.
De los 20 disparos hasta nueve fueron con dirección a portería. El FC Barcelona fue bastante efectivo con su porcentaje de acierto, lo que refleja la calidad de las jugadas y las posesiones en campo rival. También fue fundamental para el equipo culé recuperar la voracidad en la presión alta para recuperar el esférico en zonas de peligro y aumentar la cifra de ocasiones de gol.
La trampa de Flick
Si hay algo que ha caracterizado al Barça en esta temporada es la trampa del fuera de juego. Fue la clave en victorias de jerarquía contra el Bayern Múnich y el Real Madrid, aunque en los últimos partidos se mostraba menos fiable por la facilidad de los atacantes para atacar los espacios. Hansi Flick, lejos de cambiar de táctica, ha mantenido su confianza en esa estrategia para aplastar al RCD Mallorca.
Hasta 11 fueras de juego son los que provocó el FC Barcelona en territorio balear. La única excepción fue el tanto de Vedat Muriqi, donde Pablo Maffeo logró sacar provecho con su desmarque en el inicio de la jugada, pero la realidad es que en el resto del partido los futbolistas del Mallorca cayeron en una demoledora frustración por el trabajo tan sincronizado de Jules Koundé, Pau Cubarsí, Iñigo Martínez y Alejandro Balde.
El éxito de la trampa del fuera de juego también responde a la mejoría en la presión alta. Iñigo fue claro en la previa del Barça-Brest de la anterior semana que "si la presión es buena es complicado que los rivales metan el balón a la espalda", haciendo referencia a los problemas colectivos que sufrieron en los recientes partidos. Si los atacantes hacen su trabajo, la defensa no tendrá que sufrir tanto.
Presión para el Madrid
El triunfo del FC Barcelona, por impacto y nivel, mete presión al Real Madrid. Los merengues se han sentido muy cómodos en las últimas jornadas con los pinchazos del equipo culé, pero ahora tendrán que responder para evitar que la distancia vuelva a ser más amplia. Hay que recordar que los pupilos de Carlo Ancelotti se miden ante el Athletic Club en San Mamés este miércoles.
De perder en casa del Athletic, el Real Madrid se quedaría a cuatro puntos de distancia del FC Barcelona. El elenco madrileño todavía tiene partido pendiente por disputar --contra el Valencia--, pero estar por debajo del Barça representa entrar en un ritmo de puntuación que puede pasar facturar en cualquier tramo del curso, sobre todo con la plaga de lesiones que complica el trabajo de Ancelotti.