Segundo pinchazo consecutivo. El Barça perdió en Anoeta y empató el Balaídos (2-2). El norte se le da mal al cuadro azulgrana. Más aún sin Lamine Yamal. El crack de Rocafonda ordena a los suyos y amenaza con balón. La entrada de Gavi, titular después de un año, no fue suficiente para vencer al Celta. El Barça se encontró con dos goles casi de chiripa. Iñaki Peña fue el mejor. Y eso es lo más significativo. El punto es más que justo. Dos errores en dos minutos condenaron a los azulgranas.
Aprendió de su errores Flick. Sacó a Fermín López del once y dio alas a Dani Olmo como titular, alguien más creativo y con talento innato. Condenó a Frenkie de Jong, un tipo sin sangre, al banquillo. Apostó por todo lo contrario: Gavi. Gerard Martín entró por un Balde con molestias. No duró más de una parte.
Hombre de moda
Se hizo con el balón el Celta de Claudio Giráldez. Iago Aspas perdonó la vida al Barça, solo ante el portero, con un remate de primeras a pase de un Òscar Mingueza. Le costaba horrores al equipo azulgrana trenzar jugadas y llegar con claridad al área contraria.
Hasta que apareció el hombre de moda, Raphinha. Tocado por una varita, no le hizo falta nada más que un recorte para tumbar a Mingueza y definir raso para superar a Guaita. Antes, había descolocado al Celta la defensa tan avanzada del Barça. Iñaki ganó un balón, jugando adelantado como Valdés en su día. Y Koundé dejó solo a Raphinha ante el portero, con un desplazamiento de quarterback.
Incómodo
Lo que antes era puro nervio ahora es la sensatez y la sangre fría de una verdadera estrella. Raphinha pagaba su frustración lanzando botellas en el banquillo la temporada pasada. Hoy, define con templanza y calma. Como capitán que es del Barça.
El gol, lejos de achantar al Celta, lo animó. Salvó Peña en dos ocasiones al conjunto visitante. Una, muy clara. Una volea de Ilaix Moriba, empecinado en castigar a su exequipo, que iba a la escuadra. Lo que era Ilaix para los de Vigo, lo era Gavi para los de Barcelona. El de Los Palacios, en su primera titularidad, olvidó su lesión. Apareció por todos lados, no fue a medias a ninguna jugada y dejó detalles de calidad, marsellesa incluida.
Pudo haber cambiado todo tras una acción de Gerard Martín. Amonestado, el lateral zurdo fue con todo para parar a un Aspas que encaraba portería sin oposición. Se llevó por delante al delantero gallego. Primero con el hombro. Luego con el brazo. El árbitro no sancionó la acción, libre de interpretación.
Se va de rositas
Antes del descanso, Martín volvió a pecar de novato. Entró a destiempo y a la misma víctima, Aspas. El joven lateral salió corriendo, sabiendo que era el autor del delito. Sin embargo, Soto Grado no le enseñó la segunda tarjeta. Y Aspas no dio crédito. Montó un show y Balaídos apoyó a su capitán, con una pañolada en contra del árbitro.
Flick actuó al descanso. Fort entró por Martín, un cambio estético, pero no efectivo. El Celta continuó dominando. El Barça necesita a Pedri, pero el centrocampista canario no compareció en Balaídos. Pero el equipo de Flick necesita muy poco para marcar.
Adiós a la ventaja
Lo demostró Lewandowski. En una jugada en la que el Barça no consiguió salir jugando, otro error de Mingueza condenó a los celestes. Recuperó Raphinha, abrió al killer polaco y, tras un rebote, se quedó solo ante Guaita. Definió con un pase a la red.
Salieron Fermín y De Jong por Gavi y Pedri. Nada cambió. El Barça con balón fue un equipo poco reconocible. Salvó un punto en Balaídos, y por los pelos. Casadó acabó expulsado al agarrar a un rival para detener un desmarque. Luego fue Koundé el que falló como último hombre. Descentrado, falló un pase hacia Peña y Alfon González marcó casi a puerta vacía.
En dos minutos, el Barça tiró todo por la borda. Hugo Álvarez sentó a Fort con un quiebro y puso el empate en el marcador. Ni Pablo Torre ni Pau Víctor, que entraron por Lewandowski y Olmo, pudieron arreglar la papeleta. El Celta fue más equipo que el Barça. Giráldez le ganó la partida a Flick.