La intensidad durante los 90 minutos es un aspecto innegociable impuesto por Hansi Flick a los jugadores del FC Barcelona. El técnico alemán condena las desconexiones de sus pupilos, que en ocasiones cuestan caro. En Anoeta, la polémica del gol anulado a Robert Lewandowski por fuera de juego empañó la derrota por la mínima. Pero lo cierto es que el equipo azulgrana no se mereció la victoria.
Precisamente, el juego había sido el menor de los problemas del cuadro catalán esta temporada 2024-25. Una plantilla casi idéntica a la de antaño lidera la Liga y destaca en la zona noble de la Champions League. No obstante, en San Sebastián regresaron algunas carencias que evocan las noches más aciagas del Barça de Xavi Hernández. Sobre todo, en los comienzos de cada parte, que la Real Sociedad rozó sendos goles.
Doble susto
Antes de cumplirse el primer minuto de juego en Donostia, Jon Aramburu y Take Kubo trenzaron una jugada por el costado derecho por saque de banda que superó a Alejandro Balde. El lateral realista llegó a línea de fondo y puso el centro raso atrás. Luka Sucic ya había desplegado la caña para rematar en boca de gol.
Momento para que Marc Casadó, soldado fiel de Flick, se vistiera de héroe y se lanzara sobre el césped con todo. El pivote catalán desvió el balón lo suficiente para que el remate del rival saliera defectuoso.
Tras los primeros 45 minutos, comienzo igual de alarmante en la reanudación. Nada más sacar de centro el conjunto vasco, Take Kubo recibió en banda y filtró un pase por alto desde su campo que pilló a la zaga adelantada desprevenida. Sheraldo Becker vio a Iñaki Peña adelantado y probó una vaselina precipitada, atrapada por las manos del guardameta alicantino.
Fantasmas del pasado
El Barça de la temporada 23-24 entraba frío a los partidos. Rivales de menor entidad, pero más concentrados desde el pitido inicial, celebraban goles tempraneros que costaron puntos. Es el caso del Granada, que en la primera vuelta sacó petróleo en el Nuevo Estadio de Los Cármenes el primer minuto (2-2). También el Amberes, que incluso dio la campanada en Bélgica (3-2).
Y como estos, tantos otros ejemplos que demostraron que el exceso de relajación no era casual. El Girona abrió la lata del primer derbi catalán del curso en el primer cuarto de hora (2-4), y Las Palmas (1-2) golpeó también en el tramo inicial en Gran Canaria.
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