Grada del 'pequeño Maracaná', estadio del Estrella Roja, en el partido contra el Barça

Grada del 'pequeño Maracaná', estadio del Estrella Roja, en el partido contra el Barça EFE

Primer equipo

La ‘jugada maestra’ de unos socios del Barça para asaltar el ‘pequeño Maracaná’ de Belgrado que salió del revés

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El infierno fue real. El culé asciende al cielo cuando hace camino hacia el Olímpic Lluís Companys, situado en la montaña de Montjuïc. Es un estadio poco ruidoso. Organizado. En cambio, un grupo de seguidores del Barça sufrió de lo lindo para entrar al pequeño Maracaná, hogar del Estrella Roja y del infierno de Belgrado. No pudieron, prácticamente, ni ver el partido (2-5), pese a haberlo pagado.

Habían ideado una 'jugada maestra'. Habían sorteado a la UEFA. El organismo que preside Aleksander Ceferin sancionó al Barça por la pancarta que se mostró en el último choque de los azulgranas como visitante, en la que se leía "Flick Heil", una connotación claramente nazi. El club azulgrana tenía prohibida la venta de entradas.

Bandera exhibida por seguidores del Barça en el Stade Louis II de muy mal gusto

Bandera exhibida por seguidores del Barça en el Stade Louis II de muy mal gusto Redes

Pillería culé

Sin embargo, lograron comprar tickets entre la afición local, gracias a un pack de tres partidos de Champions League por un precio de 60 euros, según cuenta el socio del Barça afectado a Culemanía. La entrada al pequeño Maracaná fue una odisea. El Estrella Roja vendió más entradas de las disponibles.

La gente se apelotonó en las bocas del Rajko Mitić, que tiene una capacidad de unas 51.000 personas. Los miembros de seguridad no daban abasto. El campo se empezó a llenar por encima de sus posibilidades y los hinchas serbios se iban quedando de pie. Donde podían.

Bajada al infierno

Este grupo de culés se acercó al campo con 40 minutos de antelación, ya que se esperaban las largas colas. Pero no el overbooking. "Cuando se abría la puerta, se veía claramente que el público ocupaba toda la boca hasta casi la puerta", explican. A 10 minutos del pitido inicial, estaban parados, a las afueras del estadio.

Puerta del estadio del Estrella Roja, el 'pequeño Maracaná'

Puerta del estadio del Estrella Roja, el 'pequeño Maracaná' CEDIDAS

El tiempo pasaba y seguían en la puerta. Sin avanzar. Empezó el run, run: había demasiado aforo, se comentaba entre los afectados. Vivieron, pese a haber pagado la entrada, el gol anulado al Estrella Roja en fuera de juego y el primer tanto del Barça sin ningún tipo de información oficial por parte de los encargados serbios.

Desamparados

Y empezaron los nervios. La gente empezó a marcharse de la cola, afirmando que no había espacio dentro del pequeño Maracaná. El grupo de socios del Barça, rodeado de la viva e intensa afición del Estrella Roja, no sabía qué hacer. "No tuvimos nada de información oficial por parte del club local ni la policía hasta que llegamos a la puerta y vimos la situación", relatan.

Grada del Estrella Roja durante el partido contra el Barça

Grada del Estrella Roja durante el partido contra el Barça EFE

"Empezamos a hablar con la policía. No dejaba entrar a nadie", explican aún con la angustia. Finalmente, empezaron a redirigir a los que estaban fuera del estadio de boca en boca, pero "para quitarse el problema de encima". Estos seguidores del Barça estuvieron así hasta el cuarto gol azulgrana, que llegó en el minuto 55.

Una hora tarde

Es decir, estuvieron casi una hora, más el tiempo de espera, viéndose con el dinero y el tiempo invertidos totalmente perdidos. Pudieron ver unos 30 minutos de encuentro y gracias. Con la salida de algunos serbios, pudieron entrar mezclados con otra gente que se coló.

El 'pequeño Maracaná' del Estrella Roja, lleno para ver al Barça

El 'pequeño Maracaná' del Estrella Roja, lleno para ver al Barça CEDIDAS

Entraron al campo, pero la realidad es que no pudieron casi ni ver el césped. "La zona estaba a rebosar de gente y no pudimos ver muy bien el 1-5 ni el 2-5", constatan. El pequeño Maracaná estaba lleno hasta el palo de la bandera. Ni un solo hueco desde la primera fila hasta las puertas de entrada al campo.

El dinero ya lo dan prácticamente por perdido. "Nos dijeron que si queríamos reclamar teníamos que ir a las oficinas y que, como mucho, nos devolverían una entrada", sentencian. La jugada les salió mal. La UEFA no quería a ningún culé por la pancara nazi exhibida en el Stade Louis II de Mónaco y lo consiguió. Los desplazados casi no pudieron ver el partido.