El Barça vuelve a soñar en grande con la Champions: Flick devuelve la ilusión al barcelonismo
Tras un estreno tortuoso contra el Mónaco y una reciente derrota en Pamplona, los azulgranas se resarcieron con una goleada que promete emociones fuertes
2 octubre, 2024 01:51Noticias relacionadas
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El Barça de Hansi Flick sueña en grande. Promete emociones fuertes. El nuevo entrenador azulgrana ha devuelto la ilusión al barcelonismo y el hambre a los futbolistas. Este martes arrollaron a un pobre Young Boys con una sobria manita (5-0), pero lo más importante es que apretaron al rival de principio a fin, con una presión asfixiante y una voracidad letal hacia la portería. La decisión del técnico de poner a cinco delanteros sobre el verde cuando el marcador ya reflejaba un 4-0 describe perfectamente la filosofía ambiciosa del técnico germano: no hay tregua.
Europa es la gran asignatura pendiente del Barça en los últimos años. Pronto hará una década del último gran título azulgrana en competiciones internacionales, la Champions de Berlín, en 2015. De aquella plantilla solamente quedan Ter Stegen --ahora lesionado, el portero alemán encajó varias de las goleadas más dolorosas de la historia culé-- y los fantasmas del pasado, de los que se está encargando el exorcista Flick. El 5-0 al Young Boys ha sido la mejor medicina de redención tras el fatídico estreno en la Champions contra el Mónaco, donde parecía que esos fantasmas todavía seguían muy presentes.
Un Flick 'guardiolista'
"Nos vamos a ganar el respeto en Europa", avisaba Flick en la previa, con la seguridad del que sabe que una apisonadora dejará totalmente aplastadas las tierras por las que pase. Tras el partido, en cambio, tiraba de prudencia guardioliana, y sacaba a relucir un amplio repertorio de condicionales para decir que el Barça aspira a ganarlo todo con la boca pequeña: "Yo creo que si el equipo se mantiene unido y sigue trabajando bien, como hasta ahora, creo que sí, que hay equipo para hacer grandes cosas".
Flick maneja con inteligencia el discurso. Se mueve con pies de plomo cuando se quieren alzar las campanas al vuelo, evita todas y cada una de las cuestiones polémicas con elegancia cartesiana y sale en defensa de los suyos cuando intuye una situación de debilidad. Lo hizo en Mónaco, relativizando una derrota marcada por la temprana expulsión de Éric García, que tuvo que quedarse en la grada durante el Barça-Young Boys junto a un montón de lesionados --Fermín, Olmo, Christensen, Araujo, Gavi-- y al nuevo portero recién llegado, Tomasz Szczesny. También supo suavizar la caída en Pamplona, donde el Barça encajó cuatro goles.
Discurso y alma de líder
El técnico germano es el único y verdadero líder del nuevo Barça. Lleva el timón de la nave, maneja los tempos, controla el mensaje, pega toques de atención cuando hace falta --"no podemos tener en cuenta si el jugador quiere seguir en el campo o no", ha dicho en referencia a las caras de Lamine Yamal, frustrado por no marcar-- y se gana el favor, incluso, de los periodistas a pesar de no entrar en el fondo de muchas de las preguntas que le hacen. Desprende un aura mágica, de ganador, que se echaba de menos en los aledaños del Camp Nou.
Ese aura que envuelve a Flick invita a soñar en Europa con un once tipo muy consolidado a pesar de las bajas. Koundé, Cubarsí, Iñigo, Balde, Casadó, Pedri, Lamine, Raphinha y Lewandowski son ahora intocables. A falta de un gran Dani Olmo, que cuando se mezcló con Pedri y Lamine demostró que, juntos, pueden hacer auténticas diabluras; hacer temblar a cualquiera. Con Ansu Fati y De Jong ya incorporados a la dinámica de grupo, el técnico anhela el regreso de Gavi y Fermín para poder repartir minutos y ganar consistencia de cara a una Champions cuyo nuevo formato obliga a las grandes goleadas para alcanzar el Olimpo de los ocho mejores, que pasan directos a octavos y se ahorran dos partidos de dieciseisavos.
A por la nueva Champions, con cautela
El Barça de Flick ha puesto el turbo para compensar esa primera derrota y ya mira a los ojos a otros grandes de Europa como el Bayern, el Dortmund, el City, el Inter o el Arsenal, que también golean o ganan con solvencia a rivales poderosos como el PSG. Pero con la cautela que reclama Flick, consciente de la endeblez de rivales como el Valladolid o el Young Boys, que pueden generar unas altas expectativas engañosas. Como dice el entrenador, todavía hay que seguir trabajando.