Hansi Flick, contra los fantasmas del Barça en la Champions League: la revolución empezó en Lisboa
El entrenador azulgrana tiene la misión de terminar el trabajo que él mismo aceleró con el 2-8: recuperar el espirítu competitivo del equipo y devolver la ilusión europea al barcelonismo
19 septiembre, 2024 02:08Noticias relacionadas
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Ha llovido poco, pero ya han pasado cuatro años y un mes desde aquella debacle. El Bayern de Hansi Flick infligía un duro correctivo al Barça (2-8), entonces entrenado por Quique Setién, en los cuartos de final de la Champions League 2019-20, que se jugó en Lisboa. Aquella edición especial, marcada por la pandemia, supuso el tercer cataclismo consecutivo --tras el 3-0 de Roma y el 4-0 de Anfield-- de los azulgranas en Europa. La confirmación de que los fantasmas derrotistas habían llegado para quedarse y de que, por lo tanto, se terminaba un ciclo plagado de éxitos y gloria. Fue el principio del fin del Barça de Leo Messi, el mejor de todos los tiempos. Hansi Flick empezó la revolución desde el Bayern en Lisboa y ahora tiene la misión de completarla.
Thomas Muller (2), Ivan Perisic, Serge Gnabry, Joshua Kimmich, Robert Lewandowski y Philippe Coutinho (2), fueron los verdugos del mejor Barça de la historia. La descomposición había comenzado en 2015, tras la Champions de Berlín y la inmediata salida de Xavi Hernández. Continuó con la salida de Iniesta, tras el varapalo de Roma, en 2018. La escabechina del Bayern en Lisboa supuso la sentencia a Luis Suárez, el burofax de Messi y un estallido de tensiones que terminó con la dimisión de Bartomeu en octubre de ese mismo 2020.
Tras la estela del Bayern
Aquellos verdugos alemanes simbolizaron a la perfección lo que representa la idea de Flick: un rodillo imparable durante los 90 minutos. La mayor evidencia es que de los ocho goles, hubo tres que llegaron después del minuto 80. Incansables, los bávaros siguieron percutiendo hasta dejar a los azulgranas desangrados, tirados en la cuneta de la Champions. Dos eliminaciones a manos del PSG de Mbappé y dos años seguidos, sin éxito, en la Europa League, completan el pobre bagaje azulgrana durante los últimos cuatro años.
Hoy, en cambio, el barcelonismo vuelve a estar ilusionado con el juego de su Barça. El impacto de Flick en el equipo ha sido inmediato: pleno al 15 en la Liga con 5 victorias en 5 encuentros. Los jugadores hablan maravillas de él, pero más allá de las palabras --que como se está viendo con respecto a Xavi, se las lleva el viento--, lo más importante se que se ven resultados sobre el terreno de juego. Durante los dos últimos partidos --Valladolid (7-0) y Girona (1-4)-- la escenificación del bando azulgrana ha recordado por momentos a aquel rodillo demoledor de Flick en Múnich. Un arma de destrucción masiva que no tiene piedad alguna del oponente. Si pueden caer 7, mejor que 6. Si pueden ser 4 en Girona, mejor que 3. Y, probablemente, el técnico se mosqueó por el tanto encajado en los últimos compases del envite.
Primera 'vendetta' a la vista
Esta ambición simboliza lo que tanto anhelaban los culés para salir del ostracismo en el que viven anclados. Y no desde que se fue Messi, en verano de 2021, sino desde antes, cuando Flick nos barrió del mapa en una de las noches más lúgubres de la historia del club. Ahora tan solo falta confirmar esas buenas sensaciones en Europa y demostrar que el Barça vuelve a estar entre los grandes. Que lo de estos últimos años fue un error. Un mero despiste. Un mareo. Que el Barça ha vuelto.
El Mónaco, casualmente verdugo azulgrana en el Gamper, es el único equipo que ha ganado al Barça de Flick (0-3) desde que llegó, entre amistosos y partidos oficiales. El destino ha querido que le toque la papeleta de ser el primer rival azulgrana en la nueva Champions. Una vendetta que llega muy pronto y en el mejor momento posible para los azulgranas. Huele a que pagará los platos rotos.