Hansi Flick necesitará mucha terapia de choque. Cinco días antes del estreno en la Liga, ante el Valencia en Mestalla, el Barça sufrió una derrota muy dolorosa. El Mónaco venció por 0-3 en Montjuïc en un partido que retrató las enormes carencias de un equipo en construcción y con muchos jugadores que todavía no han cogido la forma.
Los precedentes de Estados Unidos invitaban al optimismo. La afición del Barça, con muchos turistas en las gradas, subió a Montjuïc con las ganas de ver al equipo de Flick, más directo y vertical que el de Xavi, que había derrotado al Real Madrid en Nueva Jersey.
El error en el primer gol
Arrancó el Barça con buenas sensaciones, pero su motor gripó muy pronto. El equipo azulgrana no supo encontrar soluciones ante el planteamiento de un Mónaco que le negó los espacios. Y un error de Iñigo Martínez y Marc Bernal fue el principio del fin. Del hundimiento barcelonista.
Flick detectó muchos errores en el Barça. El equipo no juntó las líneas. Con mucho espacio entre el ataque y la defensa, los ataques encallaban y el Mónaco encontró muchos espacios. No hubo sincronización y Marc Bernal llegó a desesperarse en la búsqueda de su rival cuando veía que nadie le acompañaba en la presión.
Sin ritmo ni chispa
El nuevo entrenador del Barça también detectó mucha lentitud. No tuvo ritmo ni chispa el equipo. El balón circulaba lentamente. No hubo buena conexión con Lewandowski, un futbolista que condiciona mucho el juego de sus compañeros. El más inicisivo, posiblemente, fue Pau Víctor, pero el joven delantero de Sant Cugat falló dos claras ocasiones de gol.
Flick también acabó muy enfadado con García Ventura, el árbitro del partido, al decidir prolongar el partido durante siete minutos. No le gustó tanto tiempo añadido al entrenador alemán cuando el Barça perdía por 0-3 con un claro sofocante.