El Barça está con la soga al cuello. Asfixiado, económicamente. Con una deuda superior a los 1.200 millones de euros y la masa salarial excedida, no queda más remedio que vender futbolistas. Y, entre las salidas, alguna será importante. No deseada. El Bayern ofrece 100 millones de euros y Joan Laporta, el presidente, duda. Más viable ve la salida de Frenkie de Jong. En cambio, se resiste a traspasar a los jugadores formados en el club, como Lamine Yamal, por quien el PSG estaría dispuesto a pagar 200 millones de euros.
Laporta no negociará con el PSG por Yamal. El delantero, de 16 años, es intransferible. Es el nuevo crack del Barça. La nueva perla de un club con la autoestima muy baja. Su eclosión ha sido la mejor noticia de un curso muy movido. El otro motivo de satisfacción es el rendimiento de Pau Cubarsí, un defensa impresionante, con mucha calidad.
Las cifras de Lamine
El pasado verano, Lamine firmó su primer contrato profesional con el Barça. Un contrato por tres temporadas, porque la ley no permite una mayor duración. Las dos partes, no obstante, pactaron un nuevo compromiso hasta el 30 de junio de 2030.
Esta temporada, Yamal ha participado en 44 partidos con el Barça en los que ha marcado seis goles y ha dado ocho asistencias. Y su valor de mercado, según Transfermarkt, es de 75 millones de euros.
Dos casos preocupantes
El Barça celebra el boom de Lamine, pero quiere ser prudente con su evolución. En el club quieren evitar que se repita un caso como el de Ansu Fati, quien debía ser el sucesor de Leo Messi y ahora juega, cedido, en el Brighton. El club azulgrana, de hecho, no cuenta con él para el próximo ejercicio.
Pedri también apuntaba muy alto y las lesiones son una pesadilla para el centrocampista canario. Los problemas musculares han frenado su progresión. Ya no es el futbolista clave y más decisivo del Barça. Físicamente no está bien, y en la dirección deportiva azulgrana no quieren que pase lo mismo con Yamal, el jugador más desequilibrante de un Barça necesitado de estrellas.