Joao Cancelo es un jugador que siempre va al límite. Es más pasional que cerebral, y suele ser muy productivo en ataque. En defensa, en cambio, es blando y sufre mucho. Y el partido contra el PSG pedía sacrificio, sobre todo tras la expulsión de Araujo.
Xavi optó por sustituir a Lamine Yamal y dar entrada a Iñigo Martínez. Tal vez hubiera sido mejor prescindir de Cancelo y retrasar a Raphinha, un jugador muy sacrificado e intenso. Viendo como se desarroló el partido, sin duda habría sido lo mejor. El portugués fue el peor del Barça con Araujo, grandes responsables de la caída.
Dembelé, el mejor
El PSG de Luis Enrique leyó perfectamente la angustia del Barça a partir del minuto 30. No supo cerrar el partido. Ni dormirlo. Y Cancelo, como es habitual, estuvo despistado. Dembelé, curiosamente, fue el mejor. Muchas veces encontró todos los espacios que quiso ante el lateral portugués, que no era el idóneo para defenderlo. Cosa que Xavi no supo ver en toda la eliminatoria.
Cancelo estuvo despistado en el gol de Dembelé y falló estripitosamente al provocar el penalti sobre el exjugador del Barça. Sus errores, infantil el segundo, se pagaron muy caros y facilitaron la remontada del PSG. Si se analiza fríamente, es más grave el penalti que comete sobre Dembelé que la falta de Araujo a Barcola. El gran mal de uruguayo es que era último hombre, pero la falta es menos contundente y la peligrosidad de Barcola era mayor a la de Ousmane en el penalti.