Wembley ya no es un sueño imposible. Tal vez, nunca lo ha sido. Es el estadio fetiche del Barça, un equipo que fue el mejor del mundo y que ahora tiene muchas urgencias. En el partido de ida de los cuartos de final, el grupo de Xavi Hernández superó al PSG de Luis Enrique, quien tal vez quiso intimidar al técnico barcelonista porque su plantilla tiene algunas carencias.
El Barça ha vuelto en Europa, la eterna asignatura de un PSG que manda con autoridad en Francia pero que año tras año se estrella en la Champions. En el Parque de los Príncipes, Xavi fue más listo que Luis Enrique. Leyó mejor el partido y su equipo supo sufrir en los momentos más delicados y golpear cuando su rival tenía las defensas bajas.
El equilibrio perfecto
En un curso muy movido, con demasiadas movidas y unos parciales horribles, el Barça llega bien a los exámenes finales. Xavi ha logrado el equilibrio perfecto en defensa y ataque. Las estrellas también mezclan bien con los jóvenes, sobre todo con Lamine Yamal y Pau Cubarsí, dos menores de edad sobrados de clase y desparpajo. Dos jóvenes que no encogen en las grandes citas. Al contrario.
El Barça tiene fútbol y también orgullo. Y cada vez es más intenso, sobre todo con Raphinha en el campo. El delantero brasileño nunca se dosifica. Siempre va al límite, generoso en el esfuerzo. En París estuvo muy productivo. Erró algunas ocasiones de gol, como siempre, pero acertó en dos ocasiones, como casi nunca.
Cambios acertados
Raphinha fue una pesadilla para la defensa del PSG. También Lewandowski. El delantero polaco también ha rescatado su mejor versión. Igual que Gundogan, un jugador que a Xavi le cayó del cielo. Y Koundé y Araujo, contundentes en defensa.
A Xavi todo le salió bien. A Luis Enrique, no. El técnico del Barça acertó totalmente con los cambios y pareció tener ayuda divina. Pedri dio la asistencia a Raphinha en el primer gol que tocó. Y Christensen marcó tras su primer contacto con la pelota.
Romper con la historia
El Barça se acerca a Londres, pero todavía queda mucho para la noche más soñada. El próximo martes, el equipo azulgrana deberá rematar al PSG. Después llegaría la hora del Atlético o el Borussia Dortmund. Queda mucho, pero la euforia se dispara en un club ciclotímico en su máxima expresión.
Tiene el Barça la gran oportunidad de romper su historia. Una historia que dice que solo gana la Champions si también es campeón de Liga y juega a las mil maravillas. El Barça actual es mucho más terrenal que el de Cruyff o Guardiola, pero tiene licencia para soñar con ganar la Champions. Si lo hizo Luis Enrique, Xavi no querrá ser menos. "Estamos vivos", reivindicó el entrenador del Barça tras la épica victoria en París.