El FC Barcelona ha cambiado de discurso completamente. Ya no se puede vender ilusión ni dar grandes golpes en el mercado como cuando Joan Laporta aterrizó en Can Barça. El tándem de Mateu Alemany y Jordi Cruyff se las ingenió para confeccionar una plantilla competitiva a golpe de talonario. Sin embargo, se acabaron las palancas, y la dupla del área de fútbol también saltó del barco. Su sustituto, Deco, asumió la función de 'poli malo' en un contexto de mayores restricciones financieras. ¿Ha evolucionado positivamente el área de fútbol desde el cambio de riendas? A grandes rasgos, la respuesta es negativa.
Si de algo podía fardar Mateu eran sus dotes como gestor económico. El que fuera director del área de fútbol entre 2021 y 2023 revolucionó la primera plantilla del Barça en enero de 2022 y trajo nada menos que cuatro fichajes: Pierre-Emerick Aubameyang, Dani Alves, Adama Traoré y Ferran Torres. Y solo se tuvo que rascar el bolsillo por el delantero valenciano, 55 millones de euros pagados en cuatro plazos. A falta de liquidez, consiguió diferir el primer vencimiento de 13,75 millones a verano de 2022.
Mateu, cazador de agentes libres
Por lo demás, refuerzos invernales a coste cero: dos agentes libres y un cedido.Aquella fue la primera demostración de talento diferencial en la dirección deportiva. Con menos, el expresidente del RCD Mallorca había obtenido más, mucho más.
Desde su aterrizaje en Can Barça, Mateu ha puesto en su punto de mira el mercado de potenciales agentes libres. Es decir, maduraba con antelación las contrataciones de futbolistas próximos a la finalización de contrato. En su primera ventana de traspasos como ejecutivo azulgrana, Alemany firmó a Éric García, Kun Agüero y Memphis Depay a coste cero. Misma herencia que le dejó a Deco en 2023, cuando dejó bien atadas las firmas de Ilkay Gundogan e Iñigo Martínez sin coste de traspaso.
Deco, un novicio solo
En lo que respecta a Deco, su principal problema radica en la falta de experiencia. El exrepresentante brasileño --nacionalizado portugués-- provenía del mundo de la representación y contaba con el único bagaje de haber ejercido como director deportivo en la Federación Gabonesa de Fútbol. En términos de currículum representó un cambio sustancial. A Éric Abidal al menos le trajeron una segunda espada de élite como Ramon Planes, secretario técnico contrastado.
Sin embargo, Deco se ha quedado completamente solo en la dirección deportiva. En enero de 2024, Franc Carbó, exdirector de gestión y especialista en Fair Play financiero, se marchó con Ramon Planes al Al-Ittihad de Arabia Saudí. Y un club tan necesitado de decisiones acertadas y rendimiento inmediato como el Barça no es lugar para experimentos. El emblemático exfutbolista azulgrana afronta un nuevo verano de encaje de bolillos, salvo cumplimiento de los ingresos presupuestados --el desajuste ronda los 30 millones actualmente--.
Apuestas dudosas
La primera gran apuesta del nuevo director deportivo/secretario técnico, Vitor Roque, costó 30 kilos fijos más 31 en variables. A pesar de que el técnico del primer equipo, Xavi Hernández, había repetido por activa y por pasiva que el nuevo pivote era una necesidad imperiosa, le trajeron a Tigrinho.
Oriol Romeu, el teórico sustituto de Sergio Busquets, ha terminado con un rol secundario. Deco dirigió el primer desembolso considerable para la entidad a una apuesta de futuro de 18 años --ahora con 19--. Lo cierto es que con la presencia de Marc Guiu en el filial, un goleador en potencia, la inversión resulta arriesgada. En cualquier caso, el tiempo juzgará el acierto del último fichaje.
La polémica de las comisiones
La presencia de Deco en la dirección deportiva no ha mejorado precisamente las sinergias con Xavi. Su relación personal carece de la fluidez de sus antecesores, Mateu y Cruyff, con el técnico egarense. Han surgido más discrepancias entre la dirección deportiva y el staff que antaño.
Además, tuvo problemas de incompatibilidad con sus labores como agente de jugadores. Y es que representaba a Raphinha a la par que preparaba su aterrizaje en Can Barça. De hecho, tuvo que desprenderse de su agencia D20 Sports y vender a un fondo de inversión la comisión de traspaso que se había embolsado tras el fichaje del extremo brasileño por el club azulgrana.
Discurso desalentador
Para más inri, a Deco le ha tocado lidiar con una época de vacas flacas. En una de sus numerosas apariciones en los medios --muchas más que Mateu--, el nuevo director deportivo ya ha lanzado un aviso para navegantes al próximo inquilino del banquillo del Barça: "No haremos grandes fichajes y el nuevo entrenador debe entenderlo".
Con esto, a falta de capacidad de inversión, el nuevo inquilino de la dirección deportiva no ha explotado el mercado de agentes libres como su antecesor. Los fichajes low cost de la ventana estival de 2023 llevan el sello de Mateu.
En 2024, no se está cociendo ninguna operación sin coste de traspaso, pues Nico Williams, uno de los principales objetivos, renovó su contrato con el Athletic Club hasta 2027. Pero el Barça no ha movido ficha por Kylian Mbappé --comisiones desorbitadas-- ni por jugadores más asequibles en su último año de contrato como Adrien Rabiot o Guido Rodríguez. Cabe matizar que en esta ocasión no se encuentran activos tan apetecibles como Ilkay Gundogan próximos a su finalización de contrato.
Melón por abrir
En resumidas cuentas, a Deco le quedan años de experiencia para poder equipararse a la dilatada trayectoria de Mateu Alemany. Aunque sus primeras decisiones no han recibido la mejor acogida entre el barcelonismo, todavía es pronto para valorar exitosa o nefastamente su corta carrera en los despachos de la Ciutat Esportiva Joan Gamper. Lo ideal habría sido foguearse en una entidad de menor calado.
Pero la costumbre del presidente Joan Laporta de rodearse de sus allegados ha devuelto al doble campeón de Champions League a la capital catalana prematuramente. El tiempo dirá si el tiro sale por la culata o la apuesta valiente llega a buen puerto.