Valero Rivera, mítico entrenador del Barça de balonmano, diferenciaba a los jugadores entre quienes se crecían en la adversidad y quienes se apagaban. Es decir, entre quienes disfrutaban jugando con presión y quienes sufrían. Joao Félix es, sin duda, de los primeros. En ambientes calientes, ante grandes retos, el delantero portugués mejora. La prueba, sus dos partidos de Liga contra el Atlético de Madrid.
Joao Félix fue decisivo en la victoria del Barça en Montjuïc (1-0) y en el Metropolitano (0-3) ante el equipo que todavía posee sus derechos federativos. Porque el portugués pertenece al Atlético. A él le gustaría desvincularse del club rojiblanco y fichar por el Barcelona, pero su futuro es incierto por los problemas económicos que atormentan a la entidad azulgrana.
La salida del Atlético
El domingo, todos los focos se centraron en Joao Félix. Normal. El pasado verano, de manera abierta y sin matices, había proclamado su deseo de jugar en el Barça. Quería irse del Atlético. Desvincularse de Simeone. Y el club azulgrana logró su cesión por un año.
Las palabras de Joao Félix sentaron mal a sus compañeros y a Simeone. También a Enrique Cerezo, el presidente del Atlético. Pero, sobre todo, indignaron a los aficionados. Por eso, el domingo fue pitado cada vez que tocaba la pelota.
Los números con el Barça
Joao Félix, lejos de asustarse, se creció. Marcó el primer gol, celebrado con bastante discreción, y completó un buen partido. Con el Barça su rendimiento ha sido irregular, pero ya suma nueve goles en 34 partidos. También ha dado cinco asistencias.
Laporta, en el palco, vibró con Joao Félix, una apuesta personal suya. En las horas previas al partido, el presidente del Barça y su homólogo del Atlético, Enrique Cerezo, hablaron del delantero portugués, quien podría seguir en el club azulgrana si encuentran una fórmula satisfactoria para ambas partes. Y para el futbolista.