Lamine Yamal se ha consolidado en el primer equipo del FC Barcelona. Sobre el césped, muestra la serenidad de un jugador veterano. No se precipita, hace lo que el entrenador le pide y, lo más importante, siempre escoge la mejor opción. Por ahora, mantiene los pies en el suelo, algo difícil para un chico de 16 años al que, de repente, le estalla el éxito en la cara. El joven crack azulgrana es el alumno aventajado que sube un par de cursos. "Tiene una habilidad fuera de lo normal, nació con ella", asegura uno de sus primeros entrenadores a Culemanía.
Hay un Lamine Yamal en el campo y otro fuera, comentan los que lo conocen desde pequeño. "No es tímido, pero sí reservado. Era muy serio para su edad", recuerda la misma fuente. En cambio, con el balón en los pies, "no se arrugaba nunca". "Lo mismo que hace ahora, lo hacía de pequeño", rememora Inocente Díez, entrenador en su primer club de fútbol, el C.F. La Torreta, ubicado en la Roca del Vallès. Sus palabras transmiten mucho orgullo.
La mirada puesta en el balón
Llegó a La Torreta por necesidades familiares. Natural de Esplugues de Llobregat, ha vivido en Granollers y su familia, hasta hace nada, vivía en Mataró. Su madre, de origen guineano, trabajaba cerca del humilde barrio de la Roca del Vallès que da nombre al equipo. Mientras hacía horas, dejaba a su hijo entrenando. Inocente, o Kubala, como lo conocen en el vecindario, estuvo siempre al lado del futbolista. Cuando Lamine no llegaba a un entrenamiento, el chico insistía a sus padres para que llamasen a Kubala. Él accedía y era quien iba a buscarlo en coche para, después, llevarlo de vuelta a casa.
Como en la actualidad, la edad era un simple número. En prebenjamín, Lamine jugaba contra niños tres años mayores que él. Que iba a dar el salto, era una evidencia. El ojeador del Barça en la zona, Isidre Gil, lo tuvo claro desde el primer momento. Según explica Díez, Yamal estuvo a punto de ser jugador del Espanyol. Hizo las pruebas con el club blanquiazul, pero su entorno, que, curiosamente, en su gran mayoría es madridista, le empujó hacia el FC Barcelona. La entidad azulgrana podía darle una vida más tranquila, en la Masía.
Los derechos de formación de Lamine
En febrero de 2014, Lamine Yamal, junto a su madre, hizo las maletas para mudarse a la ciudad condal. Gil lo tuvo claro: a diferencia del club periquito, el Barça no le haría ninguna p rueba de acceso. Apostó de lleno por el jugador. 10 años después, en el sencillo barrio de La Torreta se sienten olvidados por la institución de la capital catalana.
El club de una barriada que no llega a los 3.000 habitantes se ha puesto en contacto con personas de la Federación Catalana de Fútbol (FCF) por los derechos de formación del jugador. La respuesta fue que cobrarían una cantidad cuando Lamine se convirtiese en futbolista profesional. Es decir, con su primer contrato tras la mayoría de edad. Se han sentido engañados. Culemanía, sin embargo, ha podido constatar que La Torreta no ingresará nada por haber enganchado a Lamine a la pelota.
El reglamento de la FIFA explica que se debe indemnizar a un equipo de formación "cuando el jugador se inscriba por primera vez como profesional" o, bien, "por cada transferencia del jugador profesional hasta el fin del año natural en el que cumple 23 años". La FCF no ha informado bien a los dirigentes del club, según cuentan desde La Torreta, y ha olvidado un detalle: solo se puede reclamar esta indemnización desde los 12 a los 23 años. Y Lamine se marchó con siete.
Se sienten olvidados por el Barça
La Torreta cuidó de Lamine Yamal y, pese a que la promesa azulgrana no nació allí, los niños del recatado barrio lo consideran su ídolo. Se acercan a las instalaciones para escuchar anécdotas y ver fotografías de los comienzos de la futura estrella del Barça. La institución catalana no está obligada a pagar nada. Aún así, Díez comenta que no estaría de más algún detalle, como dejar venir al jugador asiduamente o invitar a algún partido a los niños que se adentran en el fútbol gracias al sencillo club.
Desde el círculo íntimo del jugador, comentan que Yamal nunca va a olvidar sus orígenes, que le han educado así. El joven extremo lo ha demostrado. El campus de verano de La Torreta llevará su nombre. Será el primer Campus Lamine Yamal. Él mismo ha dado la autorización, bajo la tutela de su madre. Y espera estar el día de la inauguración. Como Kubala en su día, Lamine puede ser la esperanza de muchos niños.