Joan Laporta sigue sin mover ficha con Xavi Hernández. Presionado por directivos, ejecutivos y asesores para que despida al técnico del Barça, el presidente tiene cada día más dudas. De momento, Xavi sigue como máximo responsable del equipo, pero Laporta ya le ha dado un ultimátum. Ahora se juega su continuidad en dos partidos. Ante el Celta y contra el Nápoles.
El Barça está contra las cuerdas. El presente es decepcionante y el futuro a corto plazo, preocupante. El equipo, fulminado ya en la Supercopa de España y en la Copa del Rey, está a 10 puntos del Real Madrid y a cinco del Girona en la Liga. Laporta pide a Xavi que clasifique al Barça entre los dos primeros, para jugar la Supercopa de la próxima temporada. O, en su defecto, que se asegure una plaza para la Champions.
El malestar de Laporta
El domingo, el Barça agrandó su crisis con otro empate contra el Granada. Xavi acabó muy enfadado. Más enojado todavía estaba Laporta, que tiró las bandejas de los canapés en el palco de Montjuïc. Ambos conversaron un rato.
"Xavi, no podem fallar més… Xavi, no podem tornar a fallar (Xavi, no podemos fallar más... Xavi, no podemos volver a fallar)", le comentó el presidente del Barça a su entrenador. La situación para Xavi es límite.
La gran esperanza
Laporta exige una reacción inmediata en los próximos partidos. La primera prueba será en el campo del Celta. La segunda, más importante, en Nápoles, en el encuentro de ida de los octavos de final de la Champions. Europa es la gran esperanza del Barça. La gran solución. Pero su juego no invita al optimismo, sino todo lo contrario.
Xavi sabe que Laporta espera dos victorias. O, al menos, dos buenas actuaciones. El partido de Balaídos es de riesgo. El del Diego Armando Maradona, de alto riesgo. El Barça no puede hacer el ridículo en Europa, el escenario de sus grandes pesadillas y eterna asignatura pendiente de un Xavi que ya tiene fecha de caducidad.