Joan Laporta está en una encrucijada. El Barça no mejora, Xavi Hernández ha anunciado que su etapa como técnico azulgrana tiene fecha de caducidad --el 30 de junio de 2024-- y directivos, asesores y ejecutivos de su confianza le piden que avance la salida del club del actual entrenador. El presidente del Barça, sin embargo, se resiste a despedir a Xavi y el pasado domingo estalló tras conocer unas declaraciones de Deco, su director deportivo, en las que supuestamente aseguraba que el actual modelo está caduco
El Barça está en crisis. Muy tocado. A 10 puntos del Real Madrid y a cinco del Girona en la Liga, el equipo se jugará toda la temporada en la Champions. En octavos de final se enfrentará al Nápoles, una eliminatoria que puede decidir el futuro a corto plazo de Xavi. Su desenlace también tendrá una clara repercusión económica a corto y medio plazo. Para bien o para mal.
La frase de Xavi
El objetivo de mínimos del Barça en la actual temporada sería acabar segundo en la Liga --para jugar la próxima Supercopa de España-- y alcanzar los cuartos de final de la Champions. Laporta todavía piensa que ambos retos son posibles con Xavi como entrenador, pero cada vez tiene más dudas. Los detractores del técnico, por su parte, recuerdan una sentencia suya: "Nunca seré un problema para el Barça. Antes me iré del club".
Deco, el director deportivo, pide calma, mientras alimenta el debate sobre el futuro deportivo del Barça con sus declaraciones sobre el actual modelo de juego, inspirado en el cruyffismo. El domingo trascendieron unas palabras suyas en las que abogaba por un cambio radical.
Malestar con las palabras de Deco
"La nueva dirección es fundamental y el presidente está de acuerdo conmigo en esto. Se necesita un cambio profundo. Hay un método que está agotado", comentó Deco al rotativo portugués Nascer do Sol.
Laporta reaccionó mal tras conocer las declaraciones de Deco y montó en cólera en el palco de Montjuïc, tirando algunas bandejas de canapés. Le dolió el empate contra el Granada, pero mucho más que su máximo ejecutivo deportivo cuestione, abiertamente, el actual modelo, inspirado en el legado de Johan Cruyff. Un legado del que, poco a poco, se ha apartado el presidente y que ha podido evidenciarse con la salida de Jordi Cruyff del club y su política de fichajes en el pasado mercado de verano.
La gran crisis
Con muchos frentes abiertos, Laporta necesita que el Barça gane partidos. Necesita tranquilidad y no es partidario de destituir a Xavi para evitar la correspondiente indemnización económica. Considera, además, que Rafa Márquez tampoco sería un buen relevo temporada después de que Deco manifestara que no es una opción de futuro.
Laporta, sin embargo, también sabe que Xavi cuenta con muy pocos apoyos en el club desde la dolorosa derrota contra el Real Madrid (4-1) en la final de la Supercopa. La gran crisis estalló después del 3-5 contra el Villarreal, día en el que presidente y entrenador se reunieron en Montjuïc. El encuentro terminó con el famoso anuncio de Xavi de que dejaría de ser el técnico del Barça cuando acabara la actual temporada.
El calendario
En las próximas semanas, el Barça se enfrentará al Celta (en Balaídos), al Getafe (en Montjuïc) y al Athletic (en San Mamés) en la Liga. En la Champions se enfrentará al Nápoles en una eliminatoria que calmará tensiones o puede desatar la gran crisis. Laporta, de momento, todavía tiene el paraguas de Xavi, pero cada vez está más acorralado en un club con una deuda asfixiante y un equipo deprimido.
Hoy, el Barça vuelve a ser "un club con urgencias", como dijo César Luis Menotti en los años 80. A Laporta todavía le quedan dos años largos de mandato y, más allá de encontrar nuevos ingresos, sabe que no tendrá margen de error en la elección del nuevo entrenador. El relevo de Xavi marcará su futuro en el Barcelona.