Joan Laporta es optimista por definición. Xavi Hernández, también. Presidente y técnico del Barça, sin embargo, están muy tocados. No esperaban que el primer equipo de fútbol estuviera tan mal, a ocho puntos del Girona y a siete del Real Madrid en la Liga y fuera humillado por el eterno rival en la Supercopa. La esperada evolución se ha transformado en una peligrosa involución y Xavi tiene cada día más detractores. Laporta, mientras, intentará mantener al entrenador de Terrassa en el cargo, pero una derrota en Salamanca contra el Unionistas podría ser muy dolorosa. Definitiva. O casi.
El Barça está obligado a centrarse en el día a día. En el presente. Ahora no es momento de pensar a medio plazo. La Copa del Rey es, teóricamente, el título más asequible para el equipo azulgrana. La Champions también es posible, pero ganarla parece una utopía. Laporta y Xavi esperan una reacción inmediata.
Márquez, la alternativa inmediata
Laporta quiere ganar tiempo. Xavi, también. El presidente no tiene mucho margen de maniobra si despide al técnico de Terrassa. El recambio, salvo sorpresa mayúscula, sería Rafa Márquez, el técnico del Barça B. El gran problema es que el mexicano tiene muy poca experiencia en los banquillos. El presidente, además, debería indemnizar a Xavi, con contrato hasta el 30 de junio de 2025.
En la rueda de prensa previa al partido contra el Unionistas, Xavi ha insistido en que se siente capacitado para revertir la actual situación. Ha asegurado que el Barça está más cerca del éxito que del fracaso. Paralalemente, ha dicho que no será una carga para el club y asume que si no gana un título estará sentenciado.
Los precedentes
Xavi está en manos de los jugadores. Ya no sabe si meter caña o regalar los oídos a sus futbolistas. No detecta síntomas de mejora y está preocupado. Sabe que necesita tocar alguna tecla.
Laporta también espera que el enfermo mejore. Siempre ha sido partidario de poner las notas a final de curso, aunque a Ronald Koeman lo sentenció a media temporada. En su primer mandato, entre 2003 y 2010, solo tuvo dos entrenadores: Frank Rijkaard y Pep Guardiola.
El próximo proyecto
El Barça necesita un tratamiento de choque. Un título, aunque sea la Copa, podría aliviar los males del equipo, sobre todo si se clasifica para la Champions y hace un buen papel en Europa esta temporada. Si el resultado final no es satisfactorio, Laporta podría forzar a Xavi para que diera un paso al lado y, con más calma, iniciar un nuevo proyecto. Entonces tampoco tendría mucho más margen de maniobra, pero sí tendría más opciones de fichar a un técnico con calma. Sin urgencias. Sin la soga al cuello. El futuro no está escrito, pero en Salamanca se escribirá un capítulo muy importante.