Por el acta arbitral de Sánchez Martínez una vez finalizado el Barça-Atlético, estaba claro que el FC Barcelona podía ser castigado con una leve multa económica. Finalmente, así ha sido. El Comité de Competición ha sancionado con 602 euros a la entidad culé después de que el acta del colegiado recogiera que “Eduardo Polo, jefe de prensa del staff técnico local (en realidad es asesor), estaba en el túnel de vestuarios dirigiéndose al asistente (Raúl Cabañero Martínez), en los siguientes términos: ¿Tú que haces aquí?, sin más incidentes que reseñar”.
El artículo 133 del Código Disciplinario de la RFEF establece dicha multa para las personas que no pueden estar en la zona en cuestión. Polo se encontraba allí, al parecer, porque se había instalado una cámara para una entrevista post-partido y debía supervisarlo. Fue entonces cuando vio que Cabañero, asistente de Sánchez Martínez, también estaba allí espiando posibles críticas del vestuario culé al arbitraje.
602 euros de sanción
El caso es que, en lo que respecta a la decisión del Comité de Competición, en el apartado de “Multa por Incumplimiento de órdenes, instrucciones, acuerdos u obligaciones reglamentarias" aparece textualmente lo siguiente.
“Visto el apartado 6 del acta del partido, en el que se recoge una incidencia acaecida una vez finalizado el partido y en el túnel de vestuario, se recuerda que la presencia de cualquier persona en vestuarios, ajena a las que establece la Disposición General Undécima de las Normas Reguladoras y Bases de Competición, supone el incumplimiento de uno de los deberes de organización de los partidos".
Otro feo gesto al Barça
En esta coyuntura, se remarca que "los hechos recogidos en el referido apartado son subsumibles en el tipo previsto en el artículo 133 del Código Disciplinario de la RFEF, procediendo la imposición de multa al FC Barcelona”. El artículo relativo de instrucciones, acuerdos u obligaciones reglamentarias habla de una multa de hasta 602 euros, una cantidad que el Barça solventará sin problemas.
Pero que no deja de ser un feo gesto --otro más-- de los árbitros hacia el FC Barcelona, especialmente desde que el escándalo de Negreira saliese a la luz. De ser acusados por algunos interesados de ayudar al Barça, algo que difícilmente haya sucedido, parecen estar sacando punta a cualquier situación para perjudicar al Barça.