Partido de máxima exigencia en un Montjuïc frío y desangelado. Pese al mensaje de Laporta incentivando a la afición a acudir en masa, la entrada decepcionó y tan sólo 34.568 almas ocuparon las gradas del Olímpic. No lo necesitó el Barça de Xavi, que gracias al golazo de Joao Félix se llevó una valiosa victoria (1-0) para recuperar la tercera posición en Liga y, de paso, seguir apretando a Girona y Real Madrid en lo más alto de la clasificación. Esta vez el equipo compitió al máximo nivel en ambas partes, demostró orgullo y recuperó tanto el buen juego como la autoestima. Triunfo de oro para un Barça que, a partir de ahora, debe aspirar a cotas más altas.
No se guardó nada Xavi, que apostó por el mismo once que ganó al Oporto. Al menos de inicio, porque justo antes de que empezase el partido Íñigo Martínez notó unas molestias y Christensen fue el escogido para formar pareja con Araujo. De nuevo con Iñaki Peña bajo palos, el técnico mantuvo a Cancelo en el lateral izquierdo y colocó esta vez a Koundé en el derecho, con Gundogan-Frenkie-Pedri en la sala de máquinas y un Joao Félix especialmente motivado en ataque, junto a Raphinha y Lewandowski. El Menino de Oro alentó a la grada justo antes del pitido inicial, y el Barça salió más enchufado que de costumbre. Dos ocasiones claras en cinco minutos.
Buena presión azulgrana, y buena pared entre Raphinha y Pedri. El 11 remató demasiado blando, y luego llegó el turno de Lewandowski. El delantero polaco se topó con Mario Hermoso cuando tenía un remate casi a placer, y dos minutos después remató desviado un gran centro de Raphinha desde la derecha. Los jugadores habían entendido el mensaje de Xavi: era un partido para salir a por todas. Tuvo la tercera Lewy en el minuto 12, esta vez con un remate semiacrobático a centro de Koundé que también se marchó desviado. Los culés las tenían, pero no las metían.
Joao Félix desata la euforia en Montjuïc
La primera media hora transcurrió entre el dominio del Barça y algunos contragolpes esporádicos del Atlético, que no consiguió rematar contra la portería de Iñaki Peña. Buenas coberturas de los centrocampistas, y clarividencia en ataque pese al abuso, en ocasiones, de los centros de Raphinha y Koundé por la derecha. El éxtasis llegó en el minuto 28. Golazo de Joao Félix con vaselina a Oblak, y celebración para la posteridad. Vaya si lo celebró.
Se subió Joao a la valla publicitaria, abrió los brazos al más puro Bellingham y demostró no sólo su voluntad de quedarse en el Barça, sino también su rechazo total al Atlético. Se veía venir... Y quedó claro que no hay quien pare a Joao Félix si está extramotivado. Los colchoneros, picados, empezaron a patear al luso con faltas duras, generando momentos de tensión y discusiones que no llevaron a nada. Volvió a tener otra ocasión clara antes del descanso. Remató desde el interior del área a pase de Gundogan, pero no pudo hacerlo cómodo por el pisotón claro de Hermoso. Penalti no pitado a favor del Barça, que se marchó al descanso siendo claramente superior.
El Barça no cede ante la presión
A la salida de los vestuarios, siguió la misma tónica: faltas duras sobre Joao Félix cada vez que tocaba el balón, y que por suerte no implicaron lesión más allá de los moratones. Sánchez Martínez pareció dejarse las tarjetas en la taquilla, aunque sí amonestó al futbolista azulgrana en una de las pocas faltas que cometió. El caso es que el Barça siguió generando acercamientos y ocasiones peligrosas.
En una de ellas, al filo de la hora de juego, Raphinha protagonizó un eslalon por la frontal del área, al puro estilo Messi, que acabó con un disparo repelido por el palo. Se salvó Oblak. Entró Memphis Depay para aportar algo de clarividencia al ataque colchonero, pero fue el Barça el que continuó dominando y teniendo el balón en campo contrario. Sánchez Martínez perdonó la segunda amarilla a Azpilicueta en el minuto 55, y los de Xavi también perdonaron, en su caso, algunos contragolpes en los que podrían haber matado el partido con el 2-0.
Victoria de oro... pese al arbitraje
El público, en cualquier caso, se divirtió a lo grande en las gradas. A falta de un cuarto de hora, cuando Griezmann se iba completamente solo para encarar la portería de Iñaki Peña en un mano a mano, apareció de la nada Ronald Araujo, como una exhalación, para evitar la ocasión atlética. Se ganó los cánticos de "¡uruguayo, uruguayo!", y poco después fue Joao Félix el ovacionado al marcharse sustituido, junto Raphinha, para dar entrada a Lamine Yamal y Ferran Torres.
Aunque el colegiado, Sánchez Martínez, siguió haciendo de las suyas al mostrar tarjetas rigurosas como la de Ronald Araujo --simplemente por protestar--, el Barça no cedió en el resultado. Iñaki Peña evitó la igualada con un paradón espectacular, tras un lanzamiento de Memphis Depay que iba directo a la escuadra. Hubo tiempo para que el canterano culé se luciese con otro paradón, esta vez a un disparo a bocajarro. Y los de Xavi, golpe de remo a golpe de remo, llegaron hasta la orilla. Victoria valiosísima para superar al Atlético en la clasificación, devolver la autoestima y seguir luchando por esta Liga.