A nadie se le escapa, a día de hoy, que La Masía es la mayor fábrica de talento futbolístico del planeta. Una máquina imparable de generar jóvenes promesas con un futuro brillante en el horizonte. Algunos explotan al máximo nivel y a otros les cuesta más, pero en los últimos años Xavi Hernández está dando oportunidades a varias joyas de la cantera en el primer equipo. Y le está funcionando, sin duda.
Lamine Yamal, Fermín López, Gavi, Alejandro Balde... Todos ellos están instaurados ya en el primer equipo. En las categorías inferiores, otros esperan la oportunidad para intentar aprovecharla. Es el caso de Cristóbal Muñoz, joven centrocampista almeriense de 18 años que aterrizó en La Masía hace ya seis años, en 2017.
El ascenso de Cristóbal Muñoz
Después de debutar con el Barça Atlètic esta misma semana, y de jugar un competitivo partido con el Juvenil en la UEFA Youth League, Cristo sueña con seguir creciendo y ganarse, de esta forma, la opción de poder coincidir en el primer equipo con sus dos amigos andaluces: Gavi y Fermín, con quienes se lleva de maravilla.
Cristo ya ha jugado en siete equipos distintos del fútbol base del Barça. Empezó en el Infantil B, y cada temporada ha ido escalando en la pirámide del fútbol formativo blaugrana hasta llegar al Barça Atlètic. Su talento es natural, pero ha ido puliendo detalles hasta convertirse en un centrocampista todo-terreno, al estilo Frenkie de Jong.
Quiere reencontrarse con sus amigos
Con el paso de los años ha conseguido mejorar y mantener sus cualidades técnicas, aunque añadiendo inteligencia táctica y sacrificio defensivo. Su objetivo pasa por seguir liderando al Juvenil A y volver a llamar a la puerta del Barça B de Rafa Márquez, a la vez que intenta atraer la mirada de Xavi Hernández en el primer equipo.
Sabe que no será fácil, pero algún día espera reencontrarse en el campo con Fermín López y Gavi. Sus amigos de La Masía viven ahora el privilegio de formar parte del primer equipo que dirige Xavi, un sueño que ahora mismo parece lejano para el almeriense, pero no por ello está dispuesto a perder la esperanza.