El empate o la derrota en Anoeta suponían un auténtico drama para el FC Barcelona. Esta vez, el milagro llegó en forma de testarazo. Ronald Araujo, a centro perfecto de Gundogan, salvó tres puntos inmerecidos para un Barça desangelado, que tan sólo se rebeló mínimamente en los últimos compases del encuentro.
Un equipo al que la derrota en el clásico, hace una semana en Montjuïc, parece haberle afectado más de lo debido. El triunfo obrado in extremis permite a los de Xavi seguir enganchados a los primeros puestos de la Liga. A rebufo de un Girona que, a día de hoy, es la viva antítesis del Barça. Un doctor Jekyll a salvo de Mr. Hyde.
El Girona, con cara de equipo grande
Mientras los culés se han ido dejando el fútbol y el buen juego por el camino en las últimas semanas, el conjunto de Míchel está demostrando que sus buenos resultados no son fruto de la casualidad, ni tampoco de la simple motivación anímica. Que detrás hay un trabajo, una preparación física y una calidad indiscutible de los jugadores.
El Girona cada vez juega mejor, eso es indudable. Y cada vez tiene más cara de equipo grande: de aquellos con capacidad de reacción para remontar situaciones y resultados adversos, algo que al Barça cada vez le cuesta más. Cierto es que la escuadra culé justo está empezando a recuperar efectivos importantes de la enfermería, y que la mayoría de ellos han llegado sin ritmo de competición.
Por el retrovisor, pero cerca
No puede servir de excusa para un equipo de la entidad del Barça, que habría dormido este sábado seis puntos por debajo del Girona de no ser por la diana de Araujo. Los vecinos gerundenses siguen sin estar a tiro, aunque cuatro puntos son mejor que seis. Y la victoria blaugrana, además, sirve para dar una nueva estocada a un Atlético que dio la sorpresa al caer derrotado frente a la UD Las Palmas.
El Girona seguirá mirando al Barça por el retrovisor, pero no puede confiarse. El hecho de que los de Xavi rescaten puntos valiosos, sea de la forma que sea, les mantiene vivos. Y a medida que avancen las jornadas, la calidad de la plantilla azulgrana debería imponerse. Mientras el Girona continúe sin desinflarse, el Barça esperará su oportunidad desde las sombras. Para ello, no obstante, es vital enlazar victorias. Y, sobre todo, mejorar un juego gris que no convence a nadie.