El Barça recibió un duro golpe en Montjuïc. Un golpe cruel e injusto. No mereció perder el clásico contra el Real Madrid. La primera parte del equipo fue muy meritoria, pero en la segunda perdió el control del partido. Xavi Hernández, que acertó con la alineación titular, no encontró la fórmula para reactivar al Barcelona en la segunda parte.
Xavi alineó al mejor equipo posible. Acertó al colocar a Araujo sobre Vinicius y avanzar a Cancelo. También dio buen resultado su apuesta por Gundogan y Gavi como mediocentros y Fermín estuvo muy inspirado en la primera parte. En los primeros 45 minutos se jugó el partido que quiso el Barça, dominador en el centro del campo.
El Real Madrid reaccionó tras el descanso con la entrada de Modric. En el Barça, Xavi dio entrada a Lewandowski por Ferran, pero el delantero polaco evidenció que no estaba para muchos trotes. Tampoco Oriol Romeu tiene el nivel de Busquets y no aporta la tranquilidad necesaria en el centro del campo. Con Romeu Xavi quería amarrar un partido que se le había descontrolado.
Doble cambio
Más cuestionadas fueron las entradas de Raphinha y Lamine Yamal por Joao Cancelo y Joao Félix. El delantero brasileño aportó muy poco y el atacante de origen marroquí no estuvo cómodo por la banda izquierda.
Cancelo, hasta entonces, se había convertido en un problema para el Real Madrid. Raphinha empeoró sus prestaciones. Encogía el Barça y mejoraba su rival, que se agarró a Bellingham para remontar un partido que se le puso muy cuesta arriba.
El factor Bellingham
El Madrid ganó por Bellingham. El inglés no es un futbolista que cambie la orientación de los partidos, pero todo le sale bien. Y tiene gol. Tácticamente el Barça fue mejor, pero la pegada de Bellingham decidió un clásico que dejó frustrado a Xavi y a todo el barcelonismo.