El Barça está tocado. La derrota ante el Real Madrid, un castigo muy cruel para el grupo de Xavi Hernández, ha cambiado el estado de ánimo del barcelonismo. También el de Joan Laporta. Una semana después de que la asamblea de compromisarios aprobara todos sus números en plena crisis económica, el primer equipo de fútbol ha perdido contra el Real Madrid y la Liga se complica de mala manera.
El día que el Barça se asoció con los Rolling Stones y Mick Jagger, Roonie Wood y Matt Clifford animaron el palco de Montjuïc, Jude Bellingham --a quien el Bernabéu le canta la célebre Hey Jude de los Beatles-- estropeó la fiesta culé. Dos goles del mejor futbolista de la Liga tumbaron a un Barcelona muy superior en la primera parte. Del Satisfaction se pasó al Insatisfaction azulgrana en apenas 45 minutos. En la Liga, el Barça desafina muy pronto.
Perdió el Barça un partido en el que Xavi supo desactivar al Madrid hasta el descanso. Sin Pedri ni Frenkie de Jong, el equipo azulgrana se adueñó del balón e hizo méritos para marcar más de un gol. No tuvo suerte el Barcelona, que reclamó un penalti de Tchouameni a Araujo que ignoró Gil Manzano.
Las cuentas del Barça
Hasta entonces, Laporta tenía motivos para soñar. Su Barça era mucho mejor que el Real Madrid y Xavi acertó de pleno con la alineación. Ocurrió, sin embargo, que encogió el cuadro azulgrana tras el descanso y mejoró su gran rival. Sin Modric, el Madrid es muy previsible. Con el croata, es otra historia. Entonces fue más reconocible, pero el verdugo del Barça fue Bellingham, por quien Florentino Pérez pagó más de 100 millones de euros.
Laporta, en cambio, no está para grandes dispendios. Las pasa canutas para tapar agujeros y cuadrar las cuentas del Barça. En verano, solo pudo invertir 3,4 millones de euros en fichar al sustituto de Sergio Busquets. Y, claro, con tanta contención solo pudo contratar a Oriol Romeu, un mediocentro de medio pelo que alcanzó su mejor nivel en el Southampton y el Girona.
Visita a Anoeta
El Barça, hoy, no puede competir con el Madrid en el mercado, pero le queda la cantera. El problema es que Xavi necesita tiempo y jugadores. Falta por ver si Laporta será paciente con un técnico que se la jugó con Fermín en el once titular y al que tardó en contratar porque no quiso apoyar su candidatura en las elecciones de 2021.
Hace una semana, Laporta obtuvo el respaldo de los socios para gestionar un Barça que vive al límite y que ya tiene todos los permisos para reformar el Camp Nou. Con el viento a favor, ahora falla el equipo, que la pasada temporada ganó la Supercopa de España y la Liga. A cuatro puntos del Real Madrid, la próxima visita a Anoeta es de alto riesgo. Otro tropiezo podría resultar fatal para un club que se agarra al equipo de fútbol.
Curvas para Laporta
Laporta sabe que ahora vienen curvas. Ahora más que nunca debe ser paciente con Xavi, como lo fue en el pasado con Frank Rijkaard. Pero el Laporta actual poco se parece al de hace dos décadas. Sin Johan Cruyff como asesor, el presidente está en manos de Deco y Jorge Mendes, y con el caso Negreira atormentándole. En Montjuïc acarició la felicidad y acabó metido en problemas. Así es la vida de Laporta y de un Barça ciclotímico por definición.