El Barça juega peor con Messi
El astro argentino, con la cabeza más fuera que dentro, firma la peor temporada en muchos años
5 diciembre, 2020 23:59Leo Messi ya no es el que era. A 5 de diciembre, tres meses después de arrancada la competición y seis meses después del confinamiento, ha pasado tiempo suficiente para concluir que el astro argentino ya no es el mismo. No desequilibra como antes. No tiene el acierto en sus decisiones que tenía antes. No tiene la efectividad ni la contundencia goleadora de antes. Lleva 62 lanzamientos de falta sin marcar... La dura realidad es que Messi ya no es el mejor jugador del mundo.
Es evidente que no estamos ante la mejor versión de Messi, pero lo más preocupante no es eso, sino que con su presencia en el campo tampoco se ve habitualmente la mejor versión del equipo. Es difícil sacar conclusiones tan pronto, pero el equipo ha rendido mucho mejor en los partidos donde no estaba Messi. El Barça de Koeman contagia alegría y frescura cuando no está el argentino, aunque para ser justos hay que tener claro que rivales como el Dinamo de Kiev y el Ferencvaros de Budapest no son el mejor ejemplo para poner a prueba el rendimiento del equipo. Sin embargo, el Getafe, el Alavés o, especialmente, el Cádiz tampoco deberían haber sido un problema.
Sin liderazgo, desequilibrio ni efectividad
Leo Messi fue de los más activos en el Carranza. Lo intentó desde el principio hasta el final. Pero la realidad es que su partido fue muy malo, como el del resto del equipo. Perdió una treintena de balones, tomó muchas decisiones equivocadas y fue incapaz de generar ocasiones claras de peligro. Y da la sensación que su presencia en el campo afecta al rendimiento de otros jugadores como Griezmann y Coutinho, que se mueven en posiciones similares y se han mostrado mucho más cómodos sin la presencia del 10.
Leo Messi, lamentando una ocasión con el Cádiz / EFE
La actitud del equipo es peor con Messi en el campo. El equipo juega más liberado sin su presencia, con todos presionando y más unidos en el juego colectivo. Con él, hay más dudas, una especie de presión mental en determinados jugadores y, con futbolistas como los citados Griezmann y Coutinho, se genera el peligroso efecto embudo que complica el despliegue ofensivo del equipo.
La cabeza en otro lado
También da la sensación de que el genio rosarino tiene la cabeza en otro lugar. Entre París y Manchester, posiblemente. Las especulaciones sobre su futuro son incesantes en los últimos días. Tanto por las palabras de Neymar reclamándolo para el PSG, como por las declaraciones del presidente de la gestora, Carles Tusquets, vagamente rectificadas a final de semana. Pero lo que parece obvio es que tiene tomada la decisión de salir del club de sus amores y que las tensiones generadas por las rebajas salariales de abril y noviembre hacen irreconducible la decisión.
Messi ha sido el mejor futbolista de la historia del Barça. Posiblemente es el mejor jugador de todos los tiempos, aunque las comparaciones entre épocas son odiosas. Sin embargo, que Messi haya sido el mejor no quiere decir que en estos momentos sume para el equipo. Su falta de liderazgo, su elevado salario en torno a los 100 millones anuales, y su escena del burofax el pasado verano lo sitúan en el punto de mira. La afición comienza a estar cansada y el idilio de amor amenaza con torcerse y terminar mal con las elecciones a la vuelta de la esquina.