La polémica arbitral ensucia el regreso del Barça a la Europa League

No es casualidad que la controversia sobre los pagos prolongados del FC Barcelona al ya exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, José María Enríquez Negreira, haya salido a la luz ahora. Justo cuando el Barça está en su mejor momento a nivel deportivo en los últimos años. Eso es lo que se piensa desde las oficinas del club, que ya anunció que no iba a dejar que nadie ensuciase de manera impune su imagen en los próximos días. Por mucho que quiera evitarlo, resulta imposible. En el imaginario colectivo de los madridistas y anticulés ya brillan las palabras "ilegal", "compra de árbitros" o "soborno". Aunque sea mentira, el mensaje ya está calando hondo.

La noticia, recordemos, fue desvelada por el programa Què t'hi jugues de la Cadena SER cuando faltaban pocos minutos para que diese comienzo la rueda de prensa de Raphinha y Xavi Hernández, en la previa del FC Barcelona-Manchester United de este jueves. El club azulgrana, al parecer, pagó durante 17 años por unos "informes técnicos" a una empresa externa que es propiedad del ex vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, José María Enríquez Negreira, y en la que su hijo Javier Enríquez Romero ejercía como administrador.

Investigación abierta de la Fiscalía

La investigación abierta por la Fiscalía de Barcelona contra esta sociedad, sin embargo, concierne las irregularidades tributarias detectadas entre 2016 y 2018. En ese intervalo, la empresa DASNIL 95 SL cobró del FC Barcelona 1.685.142,8 euros. Unos pagos que desde el Barça ya han dejado claro que eran para recibir esa clase de informes técnicos sobre los árbitros, y en ningún caso para coaccionarlos o comprarlos de ninguna manera. Una práctica habitual también en otros equipos, defienden las voces próximas al club, a fin de obtener información sobre cómo arbitra cada colegiado, si son más o menos comunicativos con los jugadores y otro tipo de características de interés.

"La primera factura que consta en el club es del año 2001, con Joan Gaspart de presidente. Cuando Joan Laporta ganó las elecciones en 2003 ya existía este servicio. Me dijeron que no hay facturas anteriores a 2001. No había por qué guardarlas. Pero me han dicho que esto viene de la época de la presidencia de Josep Lluís Núñez", ha asegurado en las ultimas horas Josep Maria Bartomeu, en declaraciones concedidas a El Mundo.

Enríquez Negreira, en una imagen de archivo / Twitter

Enríquez Negreira, en una imagen de archivo / Twitter

Joan Gaspart, por su parte, también niega con rotundidad el intento de coacción a los árbitros. "No tengo conocimiento en absoluto de que se hiciera algo incorrecto ni en mi época ni en la anterior. Sí se encargaban informes sobre jugadores. Lo que no sé a qué empresa y quién era el dueño. El Barça, el Madrid y todos los equipos del mundo los piden. Pero niego rotundamente que se haya intentado coaccionar nunca a un árbitro. Y si lo hubiéramos hecho, habríamos sido campeones de Liga eternamente", deduce lógicamente el antiguo mandatario.

Las coincidencias que critica el madridismo

Como particularidad, cabe recordar que el 14 de febrero de 2016, el Barça de Luis Enrique --con Messi, Luis Suárez y Neymar-- venció al Celta en un partido plácido (6-1), uno más, pero con una rareza: un penalti en contra. John Guidetti marcó desde los once metros el gol del honor celeste. No parecía histórico, pero después lo sería. Desde aquel momento hasta su visita a Las Palmas el 1 de marzo de 2018, 78 jornadas después, al FC Barcelona no le pitaron ningún otro penalti en contra. Una casualidad que los madridistas y anticulés están relacionando directamente con los pagos a Enríquez Negreira.

Otro dato que recuerdan los merengues, por otro lado, es que en la temporada 2015-2016 el equipo azulgrana rompió el récord histórico de penaltis a favor con 19, incluidos los tres que le señalaron en 12 minutos contra el Sporting. Naturalmente, habría que analizar cada caso para comprobar si eran penaltis claros o no, dado que todo ha cambiado desde la implantación del VAR. Sea como sea, no hay duda de que la polémica llega en el peor momento posible para los intereses del FC Barcelona. En teoría, sin embargo, no debería afectar a la eliminatoria contra el Manchester United sobre el césped.