De izquierda a derecha: Sergi Albert, Iribar, Forés, el capitán del Zaragoza y Sanz / CEDIDA

De izquierda a derecha: Sergi Albert, Iribar, Forés, el capitán del Zaragoza y Sanz / CEDIDA

Palco

Entrevista a Sergi Albert: “Conozco árbitros corruptos desde 1971 al año 2000”

El exárbitro catalán habla de "mal endémico" al referirse a la corrupción en los arbitrajes

18 marzo, 2023 00:49

Sergi Albert Giménez (Barcelona, 1948) no tiene miedo a las represalias. Es por ello que nunca se muerde la lengua, menos aún cuando se trata del caso que está provocando un seísmo en el fútbol español: el del Barçagate de José María Enríquez Negreira. El excolegiado catalán conoce muy bien al antiguo vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), a raíz de los años en que coincidieron en el organismo. Ambos comenzaron sus carreras arbitrales a finales de los años 70, las desarrollaron durante los 80 y se retiraron a principios de los 90. Sergi Albert debutó la temporada 1971-72 y dirigió partidos de Primera División entre las campañas 1987-90. Fue juez de línea internacional, pitó partidos de selecciones nacionales, de la Copa de Europa, Recopa y la UEFA.

Después de revelar días atrás que Enríquez Negreira trató de presionarle cuando estaba en activo, ahora ha concedido una entrevista a Culemanía en la que analiza los entresijos del contexto arbitral, dejando unas declaraciones tan sorprendentes como preocupantes. Sergi Albert, de hecho, asegura que la corrupción en el fútbol español siempre ha estado presente. Y que la mayoría de clubes han sido beneficiados o perjudicados por ese "mal endémico", de una forma u otra. Tiene clara, además, cuál es la solución: "sentarse y hablar, hablar y hablar".

P: ¿Está provocando la polémica de Enríquez Negreira que ya nadie crea en la neutralidad de los árbitros?

R: Ahora ha salido el lío del FC Barcelona, pero creo que este es un mal endémico del fútbol español. Desde que yo aterrizo como árbitro en 1971, el problema siempre ha sido el mismo. A todo el mundo le ha pillado por sorpresa y nadie creía que se compraban o vendían árbitros, pero los clubes —todos, o casi todos— lo han intentado o están convencidos de haberlo hecho. A todos los niveles, tanto clubes grandes como pequeños. Aunque hay gente más maja en las categorías bajas que en los altos niveles, donde ya se juegan cosas y títulos más serios.

Sergi Albert, en una imagen de archivo durante uno de sus viajes / CEDIDA

Sergi Albert, en una imagen de archivo durante uno de sus viajes / CEDIDA

Sergi Albert, en una imagen de archivo durante uno de sus viajes / CEDIDA

P: ¿Existen fórmulas específicas para amañar partidos en España?

R: Claro. La base está en que, en el año 1951, iba el presidente de turno que decía ‘no te preocupes, yo te lo arreglo que soy amigo del árbitro’. Le daban un dinero en efectivo, luego volvían a ver al encargado, se quedaban el dinero si el resultado había sido positivo o lo devolvían si había sido negativo, dando una explicación de que no había podido ser, etcétera. ¿Qué pasaba? Que le decían que habían intentado favorecerle, y él se lo creía. Todo esto servía para mantener este oscurantismo. Eso acaba salpicando a todos.

P: ¿Conoces casos concretos de árbitros corruptos?

R: Conozco casos, pero no voy a decir nombres, de árbitros que fueron corruptos del 1971 al 2000. Los clubes ya no creen en nosotros. Al final parece que somos un colectivo diferente, pero es que en la Guardia Civil y en otros estamentos también ocurre lo mismo. Es una mala fama endémica. Pero porque todos los clubes han participado en algún momento u otro. A algunos no les pagaban con dinero, sino con ascensos u otro tipo de beneficios”.

Enríquez Negreira, en una imagen de archivo / REDES

Enríquez Negreira, en una imagen de archivo / REDES

Enríquez Negreira, en una imagen de archivo / REDES

P: ¿Es irreparable el daño para la imagen de los árbitros?

R: No es irreparable. Hay que sentarse y hablar, y después hablar también con los clubes y aficionados. El Comité no está haciendo nada, todo el mundo está callado. Y eso es porque hay algo que tapar. Y el que hable, que se atenga a las consecuencias... Quien paga manda.

P: ¿Cuál es la solución que usted propone?

R: Abramos las puertas, ventilemos, comprobemos que no pasa nada con los árbitros actuales, y luego ya arreglaremos el pasado. Pero primero hay que dejar el presente limpio y transparente para que la competición avance.