La peor costumbre de Laporta: el ejercicio de funambulismo que pone en riesgo al Barça
- El dirigente del club azulgrana juega con fuego al dejar para última hora los deberes deportivos
- Más información: la carrera agónica de Laporta por alcanzar la norma 1:1 del Fair Play de la Liga
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Joan Laporta es funambulista por excelencia. El presidente del FC Barcelona se siente a gusto con el peligro, tanto en el área financiera como en la deportiva. Se trata de una costumbre que ha caracterizado al mandatario azulgrana en los últimos tiempos. En la mayoría de las operaciones ha caído de pie, pero ahora es un problema que amenaza con debilitar al proyecto culé.
La prueba de ello es el caso de Dani Olmo, futbolista fichado procedente del RB Leipzig por 60 millones. La junta directiva ha puesto a sudar a todo el barcelonismo con el proceso de inscripción del mediapunta egarense en la Liga. No solo a comienzos de la temporada, sino también en el tramo final del año. El hecho de dejar los deberes a última hora se ha convertido en una constante de Laporta.
La peor costumbre
El dirigente del Barça ya sabía desde el pasado mes de agosto que tenía que gestionar la inscripción de Dani Olmo. En aquel momento incluyeron una cláusula liberatoria que implicaba que el futbolista tiene la posibilidad de irse gratis del Barça el 1 de enero de 2025, en caso de no sacar adelante la ampliación de la licencia federativa hasta final de la actual temporada.
Dicha situación ha sido fuertemente criticada en el barcelonismo. Laporta ha preferido vivir al límite con el caso de Dani Olmo en vez de realizar los deberes a tiempo. Esto provoca que el Barça tenga menos credibilidad en Europa, teniendo en cuenta que la mayoría de los jugadores dudarán en fichar por el equipo azulgrana. Similar a lo sucedido con Nico Williams, que tuvo muchas dudas sobre la capacidad de la entidad para inscribirle en el anterior mercado de verano.
La tensión de los avales
Las prisas de la junta de Laporta para inscribir a jugadores no vienen de ahora. Ya en el pasado sufrieron mucho con los anteriores fichajes. El ejemplo más evidente fue el aval de la directiva para registrar a Jules Koundé en 2022. El futbolista francés, al igual que Dani Olmo, tardó un poco más de la cuenta en disputar su primer partido con la camiseta azulgrana.
Aquel aval de 10 millones de euros supuso un parche de emergencia. Lo mismo con el que presentaron el año siguiente de 12 millones (6 millones avalados y 6 millones en pagarés bancarios) para inscribir en ese mercado de verano a Ilkay Gundogan. Un porcentaje de ese dinero sirvió con el centrocampista alemán, mientras que lo otro ayudó con algunos fichajes.
Precisamente, la medida de emergencia de los avales supuso un punto de tensión en la junta directiva. Muchos altos mandos del FC Barcelona se mostraron en contra de ese plan, debido a que supone jugarse su patrimonio. Esta misma situación es lo que ha provocado que no fuera considerada --al menos entre las principales-- esa estrategia en la inscripción de Dani Olmo.
Máxima incertidumbre
En el área financiera también se ha visto el ejercicio de funambulismo del club, sobre todo con Barça Studios. La errática gestión de Laporta con el negocio audiovisual y digital de la entidad ha generado dolores de cabeza en el último par de años. Tanto por el impago de socios como Libero Football Finance como la imposibilidad de encontrar a nuevos inversores.
Ferran Olivé, tesorero del FC Barcelona, aseguró en la última asamblea general de socios compromisarios que en diciembre se esperaban novedades de dos nuevos inversores para Barça Studios. Esos socios debían ayudar al club en este momento de máxima necesidad, pero brillan por su ausencia. Al no cumplir con ese objetivo, la situación de Dani Olmo y Pau Víctor entró en una fase de crisis absoluta.