Joan Laporta no soporta la crítica. Presume de ser "demócrata de toda la vida", pero sus tics son propios de una persona poco tolerante. Meses después de que la Grada d'Animació cantara "Barça sí, Laporta no" en plena crisis deportiva, el máximo dirigente se ha cargado a los cuatro grupos que la integran.
Argumenta Laporta que son los cuatro grupos quienes deben pagar 21.000 euros al club por las multas de la pasada temporada impuestas por insultar a los rivales, pero el máximo dirigente tergiversa la realidad y ha esquivado cualquier reunión.
Los Boixos Nois
Laporta nunca ha tenido buena sintonía con las peñas del Barça. Tampoco con los grupos de animación. En 2003 fue aplaudido por eliminar a los Boixos Nois del Camp Nou, pero cargarse a peñas que rechazan la violencia y solo animan al equipo es un error mayúsculo.
Montjuïc, un estadio frío, necesita una Grada de animación. También el Camp Nou. Este martes, los hinchas del Brest eran más ruidosos que los del Barça. Desde la Grada, mientras, piden diálogo, pero Laporta va a la suya, obsesionado con vender entradas a los turistas y apartar a los socios. Mal asunto que estalle otra crisis en la semana del 125 aniversario de la fundación del club.