En el FC Barcelona, todo lo relacionado con el dinero lo lleva Ferran Olivé (1958). Es el tesorero de la institución azulgrana, que entró a la junta directiva que lidera Joan Laporta después de que el abogado catalán ganara las elecciones. Tras presentar los números del cierre de ejercicio 23-24, que terminó con 12 millones de beneficios ordinarios, pero con pérdidas de 91 millones globalmente, Olivé ha sacado pecho del trabajo en los despachos: "El club ya tiene una velocidad de crucero".
El tesorero ha puesto de manifiesto los esfuerzos de la junta, que se encontró en 2021 "una tormenta perfecta a nivel económico". "Había una cuenta de resultado negativa, una tesorería en la que el club no podía hacer frente a los pagos del mes siguiente y teníamos un patrimonio negativo por encima de los 450 millones", ha afirmado.
Olivé ha asegurado que, pese a las pérdidas de 91 millones de euros, lo importante es haber recuperado el equilibrio en la actividad ordinaria del Barça: "Nos ha costado prácticamente tres años. Tener un resultado ordinario positivo es tremendamente difícil en una empresa si se tiene en cuenta de dónde veníamos y dónde estamos".
Parche tras parche
El presidente de Funación Hestia y licenciado en Medicina y Cirugía por la Universitat Autònoma de Barcelona ha establecido una curiosa analogía para dar valor a los 12 millones de euros de beneficios ordinarios. "Teníamos una preocupación, que son los pagos que el club tenía comprometidos. Era como un barco con un agujero y tú ibas tapando y tapando para hacer que el barco siguiera navegando. Por culpa de estos compromisos, lo que no podías arreglar era el año ordinario".
Decisión arriesgada
Olivé también ha asegurado que tomaron la decisión de construir el nuevo Camp Nou cuando hacerlo era "lo más desaconsejable" en términos económicos. El problema es que el resto de equipos de Europa podían haber sacado mucha ventaja al tener estadios más modernos.
"Valoramos algo que no tenía retorno: o nosotros construíamos el nuevo estadio en ese momento o estaríamos en una situación de desventaja respecto a otros clubs, que son nuestros competidores y que ya tenían sus estadios prácticamente hechos", ha matizado. Por el traslado, el Barça ha dejado de ingresar más de 100 millones de euros.