A Joan Laporta, presidente del FC Barcelona, no le cuadran los números. Faltan muchos millones para cuadrar el actual ejercicio con beneficios. El traslado a Montjuïc ha tenido un efecto muy negativo en las cuentas de un Barça que debe 1.200 millones de euros y tiene la masa salarial excedida. El 30 de junio, el club debe pagar la segunda parte de la ficha de sus futbolistas y falta dinero. Ya sea de Barça Studios, de Nike o de la venta de algún jugador, mientras se negocia un nuevo crédito de 100 millones de euros.
Asegura Laporta que el Barça no tiene necesidad de vender a ninguna estrella. Su afirmación, sin embargo, esconde una realidad no tan idílica. El club podría mantener a sus mejores futbolistas si cierra la renovación del actual contrato con Nike, con una prima de 100 millones de euros a cobrar antes del 30 de junio, y consigue los 40 millones impagados de Libero o consigue 60 millones de la venta de Barça Studios. La clave para aspirar a entrar en la regla 1-1 del Fair Play es conseguir el dinero impagado de Libero, que ha demandado al club.
La venta de futbolistas
El Barça busca soluciones. Podría cerrar el actual ejercicio más allá del 30 de junio, a la espera de nuevos ingresos. Ya sea en septiembre u octubre. También busca nuevos patrocinadores en Asia y Estados Unidos para mejorar sus números e, incluso, para financiar el futuro Palau Blaugrana.
Laporta, paralelamente, podría dar luz verde a la venta de algún futbolista importante si recibe una oferta muy tentadora. Públicamente no lo reconocerá, porque no quiere devaluar a ningún futbolista ni abaratar ningún traspaso. Recientemente aseguró que desea la continuidad de Ronald Araujo, pero, de momento, no hay negociaciones abiertas.
Araujo o De Jong
El entorno de Araujo espera noticias del Barça para renovar su contrato. Laporta no tiene prisa. En caso de necesidad, podría dar luz verde a la venta del defensa uruguayo si el Bayern o el Chelsea ofrecen 80 millones de euros o más. Para Flick, Araujo debe ser una pieza básica, pero también cuenta con Koundé, Christensen, Éric García, Iñigo Martínez, Mika Faye y Pau Cubarsí como centrales.
La salida que más celebraría Laporta sería la de Frenkie de Jong, uno de los futbolistas con un salario más alto. Esta misma temporada, el club le presentó una oferta para renovar su contrato a cambio de una rebaja sustancial de su ficha, parecida a la que aceptó Ter Stegen. El centrocampista neerlandés, sin embargo, la rechazó y su futuro es incierto.
Tensión con Frenkie
Laporta quiere que Frenkie renueve su contrato hasta 2028 o más para rebajar el coste anual del futbolista. En caso contrario intentará presionar al futbolista para que acepte un traspado que pueda reportarle al club una cantidad próxima a los 70 millones de euros. Hace dos años, el Manchester United ofreció 80 millones por De Jong, pero el centrocampista rechazó la propuesta del club inglés.
El máximo dirigente también era partidario de escuchar ofertas por Raphinha, pero Flick cuenta con el brasileño. En ataque, el gran sacrificado podría ser Ferran Torres y, tal vez, Vitor Roque. El problema es que en el Barça ven muy complicado que algún club pueda pagar más de 30 millones por el futbolista valenciano, fichado hace dos años y medio a cambio de 55 millones de euros fijos y otros 10 en variables.
Los fichajes del Barça
"Al Barça le espera un verano largo y complicado", admiten en las oficinas del club, conscientes de que antes tocará pagar las nóminas de todos los deportistas profesionales de la entidad. La misma fuente asegura que no se esperan fichajes a corto plazo y también afirma que el Barça tendrá que ser muy selectivo. La deseada contratación de Kimmich, avalada también por Flick, podría aplazarse un año, a la espera de que el centrocampista alemán llegue con la carta de libertad.
La mayor inversión se podría hacer por Nico Williams, delantero del Athletic, cuyo precio oscilaría entre los 50 y 60 millones de euros. Su llegada iría acompañada de alguna venta y, posiblemente, de una nueva cesión de Ansu Fati, un futbolista de solo 21 años que simboliza más el pasado que el futuro.