Jaume Guardiola, actual presidente del Círculo de Economía, fue el presidente de la Comisión Económica del FC Barcelona, pero abandonó el club por sus obligaciones profesionales y sus discrepancias con la gestión presidencialista de Joan Laporta. Guardiola contempla el futuro de la entidad con muchas dudas. No descarta que la llegada de nuevos inversores alivien algunos problemas, pero asegura que el gran problema radica en la actual gobernanza.
"El Barça debe mejorar su gobernanza", manifestó Guardiola en declaraciones a la Cadena SER. "La entrada de posibles inversores podría ayudar, pero lo que debe mejorar el Barça es su gobernanza", recalcó el expresidente de la Comisión Económica de club azulgrana.
Gestión más profesional
"La existencia de inversores privados y su implicación puede ayudar a tener ese nivel de gobernanza. También es posible sin inversores privados, aunque estableciendo autocontrol y una capacidad para imponer normas y después cumplirlas", añadió Guardiola.
En su análisis de los problemas económicos del Barça, Guardiola está convencido de que la entidad necesita una gestión mucho más profesional, en manos de grandes ejecutivos, como lo era Ferran Reverter, CEO del club que se fue del Camp Nou en febrero de 2022: "Un club con este nivel de presupuesto debe tener un modelo de gobernanza un poco más parecido a los que hay en el mundo empresarial".
El presidente del Cercle d'Economia, Jaume Guardiola
El Espai Barça
El expresidente de la Comisión Económica del Barça cree que los grandes cambios son más fáciles de hacer "cuando las cosas van bien, porque en momentos de euforia no los haces". "Hacerlo en momentos de tensión económica es complejo", agrega Guardiola, preocupado por el desarrollo del Espai Barça.
El Espai Barça contempla la reforma del Camp Nou, el reordenamiento de su entorno y la construcción del nuevo Palau Blaugrana, con capacidad para 15.000 espectadores. Este proyecto tendrá un coste de 1.500 millones de euros más intereses. La apuesta por Limak, constructora turca, para ejecutar las obras sorprendió y disgustó a Guardiola, quien contempla el futuro del Barça con preocupación.