El FC Barcelona muta peligrosamente hacia una empresa familiar y desprofesionalizada. El organigrama ejecutivo se debilita con el paso de los años. Maribel Meléndez es la última baja de una larga lista de nombres que han abandonado la entidad en estos dos años de mandato, tanto por su propio pie como expulsados por la dirección de Joan Laporta. La que fuera hasta la fecha directora corporativa era una rara avis en la plana mayor azulgrana.
Precisamente, otro ex del área ejecutiva del Barça ha afirmado a Culemanía que "actualmente ya no queda nadie que esté contratado por sus méritos profesionales. Han echado a todos los que no fueran de su confianza. Cuando Maribel firmó por la nueva junta directiva de Laporta, venía avalada por una dilatada trayectoria. Hasta su aterrizaje en el Camp Nou en 2021, había ejercido de chief financial officer en CaixaBank desde 2014, se había desempeñado como directora corporativa en Layetana y consejera delegada en Doubletree by Hilton La Mola, entre otras experiencias laborales.
Nueva política de contrataciones
Se trataba de unas de aquellas profesionales que había reclutado Ferran Reverter. El que fuera CEO de la institución catalana hasta febrero de 2022 era la gran esperanza de los supervivientes de la anterior junta directiva. Sin embargo, Jan se encargó de expulsar los últimos vestigios validados por sus antecesores. Paralelamente a la política de recursos humanos rigurosa de Reverter, Laporta elegía a otros pesos pesados del ejecutivo a dedo, movido por sus vínculos sangre y amistades.
Sin ir más lejos, la hermana del máximo mandatario de la entidad, Maite Laporta, entró en junio de 2021 como responsable de Diversidad, Equidad e Inclusión, a la par que project manager de la Fundación Barça Genuine. Desde 2016 ya llevaba el equipo de comunicación de Jan y en 2021 coordinó la candidatura a las elecciones del club Estimem el Barça. El presidente también nombró a Marta Segú, su prima, directora general de la Fundació FC Barcelona desde 2021.
Modificaron el código ético
Incluso la nueva junta directiva modificó un artículo del código ético que había aprobado Sandro Rosell en su mandato con tal de evitar nepotismos: "Se consideran causas de incompatibilidad tener parentesco de consanguinidad o de afinidad hasta el cuarto grado". El matiz en cuestión versaba sobre "ascendientes o descendientes", es decir, exime a hermanos y/o primos.
Además, incluía otra excepción: "Salvo que la solvencia profesional de la persona a contratar, así como sus méritos y condiciones, sean contrastadas y justifiquen la conveniencia objetiva de contratar a aquella persona en lugar de otra". En este último caso, "será necesario establecer una comparativa con dos candidatos más y un informe/conclusión que será sometido a votación en la junta directiva (...) con la abstención del directivo que pueda presentar parentesco".
Desbandada de altos cargos
Estas y otras tantas contrataciones han acercado la cúpula de Can Barça a una empresa familiar. "Nepotismo a ultranza", definía el socio Evarist Murtra en un artículo de opinión. Las nuevas prácticas de recursos humanos fueron uno de los detonantes del divorcio entre Reverter y Laporta. El director general consideraba que el nuevo personal carecía de la profesionalidad acreditada. "Se fue Reverter y la presidencia derivó hacia el personalismo", lamenta un antiguo ejecutivo.
Nadie cubrió la vacante de CEO. Fue el mismo Laporta quien asumió sus funciones en el nuevo cargo de presidente ejecutivo sin retribución junto al tesorero Ferran Olivé. Teóricamente, la desaparición del puesto respondía a la necesidad de ahorro salarial.
Fuentes consultadas por este diario explican que "lo habitual con el cambio de directiva es que los tres o cuatro primeros meses salga el comité de dirección". Si bien "los equipos de cada organización no tendrían que cambiar, con Laporta han cambiado más de 30 veces". Porque el motivo de discordia no solo se encuentra en las contrataciones controvertidas, sino también en el alud de dimisiones y despidos. En estos dos años de legislatura los empleados destituidos por el club superan los 150 en plena etapa de recorte de gastos.
Sueldos más altos
A pesar de los continuos traspasos de poderes en el área ejecutiva en un bienio de emociones fuertes --y lo que queda--, los salarios del comité de dirección han crecido un 59% desde el aterrizaje de la directiva de Laporta. En el ejercicio 21-22 las retribuciones de ejecutivos eran de 3,7 millones. Para el año contable 22-23 ascendieron a 6,1 millones y en los presupuestos del tramo 23-24 han bajado ligeramente a 5,9 kilos.
En la presentación de los presupuestos del curso 23-24, el vicepresidente económico del Barça, Eduard Romeu, justificó la partida destinada a la dirección, consultado por Culemanía: "Tenemos que dotar el comité de dirección de personas con capacidad. Gestionar el club y darle la vuelta no es fácil. Lo barato sale caro".
Falta de estabilidad
Está claro que Laporta tiene plena confianza en sus allegados. Al dirigente azulgrana le gusta rodearse de su círculo cercano en el ámbito laboral. Sin embargo, como reflexiona un exdirigente preguntado por este medio, "los presidentes deben confiar más en los profesionales y no querer solo a sus amigos".
No todos profesan una confesión política en el seno de Can Barça. Muchos, sencillamente, se centran en su trabajo como los más estrictos profesionales. Con esto, cada cambio de directiva conlleva una limpia de ejecutivos que bloquea la estabilidad. Para que avance el proyecto y crezca la marca, es menester consolidar departamentos que no sufran cambios estructurales día sí, día también.
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