El Athletic Club marca el camino que debe evitar el Barça con Nike
La entidad vasca tuvo una época en la que decidieron apostar con su propia marca para las indumentarias deportivas
2 marzo, 2024 23:38Noticias relacionadas
Muchas ideas rondan en la mente de Joan Laporta. El presidente del FC Barcelona afronta un tramo del año decisivo, sobre todo por la esperada resolución de la relación con Nike. En este sentido, sobre la mesa de la junta directiva está la idea de romper el vínculo comercial con la reconocida empresa de ropa deportiva para tratar de tener un mayor control sobre el negocio de los productos oficiales, especialmente de sus camisetas. No es una estrategia realmente novedosa, debido a que el Athletic Club tuvo una etapa de su historia en la que se gestionaron por su cuenta.
Para ello hay que remontarse hasta 2001, cuando el Athletic Club decide convertirse en uno de los referentes dentro del fútbol español en la creación de su propia marca para la creación de las equipaciones deportivas. Previa a esa determinación habían estado vinculados comercialmente con empresas de renombre, como es el caso de Kappa (1990-1999) y Adidas (1999-2001).
Esa marca tuvo por nombre 100% Athletic, siendo una idea que se fue gestando en los años previos a su lanzamiento oficial. De esa forma, la entidad vasca asumió el diseño y la fabricación de sus propias camisetas. La misma idea que está considerando el Barça ante las discrepancias con Nike por el actual contrato. Sin embargo, la estrategia de los leones no tuvo demasiada continuidad en el tiempo por diferentes problemas que se fueron encontrando por el camino.
Los problemas con 100% Athletic
No todo fue color de rosas para el Athletic Club en la gestión de su propia marca. Si lograron tener indumentarias que fueron bastante mediáticas en esa primera década del 2000, como fue el caso de la diseñada por Darío Urzay durante la Copa de la UEFA en 2004. Pero la iniciativa no pudo sobrepasar la década de existencia, debido a que no terminaba compensando económicamente las necesidades de la entidad.
A pesar de que 100% Athletic tuvo soporte de terceros, la realidad es que la ausencia de un patrocinador encargado de la distribución supone un techo que limita mucho los ingresos. Esa situación dio a pie a que en 2009 se decidiera firmar nuevamente con una empresa, como fue el caso de Umbro, que estuvo en las filas del equipo que hace vida en San Mamés hasta 2013 por la presencia de Nike.
La marca del Athletic Club no desapareció por completo. A pesar de no estar focalizada a la fabricación de las camisetas deportivas, los altos mandos optaron por aquellos años mantener la producción de ropa de calle y complementos con el nombre del club. Un precedente que marca de forma clara el camino que debe evitar el FC Barcelona en su estrategia con Nike.
Barça y Nike, una relación distante
Desde el club han manifestado que se sienten agraviados porque consideran que "no se cobra un precio de mercado". Laporta se quejó en una entrevista concedida a Rac1 de que "el esfuerzo que ha hecho Nike se agradece, pero no es suficiente. No han repuesto material, han incumplido algunas condiciones del contrato que tenemos y el mercado nos ofrece el doble de lo que nos están pagando".
La relación de las dos partes no pasa por su mejor momento, lo que ha hecho al Barça considerar la opción de gestionar por su cuenta todo lo relacionado a sus indumentarias. Aunque es un riesgo considerable para las cuentas del club, teniendo en cuenta que Nike tiene una gigantesca presencia en el mercado internacional que facilita por completo la distribución de los diferentes productos.
La otra alternativa para el FC Barcelona es que otra empresa ocupe el lugar de Nike como uno de los grandes sponsors. Fuentes del sector aseguran que Puma podría pagar más de 100 millones de euros anuales al, que también ha tentado otras opciones. Entre ellas, Meyba, Hummels y Kelme, firmas que podrían fabricar las camisetas del Barça y distribuirlas en el caso de que el club opte por tener una marca propia, aunque el precedente del Athletic Club invita a ser un poco más conservador.