El nuevo Camp Nou progresa adecuadamente. El ritmo de las obras, según el Barça y Limak, es bueno, pero el presidente Joan Laporta negocia una prórroga del alquiler de Montjuïc hasta 2025 como medida preventiva. El máximo dirigente quiere que el primer equipo regrese a su campo en noviembre de 2024, con motivo del 125 aniversario de la fundación del club, pero hay varios problemas que desaconsejan esta opción.
Laporta tiene un dilema. Quiere que el Barça vuelva este año al Camp Nou, pero el regreso comparta varios problemas. El más importante afectaría al ritmo de las obras, que se ralentizaría por motivos de seguridad.
Las grúas del Camp Nou
Las grúas funcionan a pleno rendimiento en el Camp Nou. Dentro y fuera del campo. Sin actividad deportiva, las obras van más deprisa. No se tienen que retirar elementos pesados ni paralizar algunas actuaciones.
La convivencia entre las necesidades deportivas y logísticas no será fácil. Ni cómodas para los aficionados y socios que acudan al Camp Nou, que deberían sortear muchos obstáculos. También se tendrían que reforzar algunas estructuras y aumentar las medidas de seguridad.
Sin cubierta hasta 2026
El traslado del Barça al Camp Nou a finales de noviembre comportaría que más aficionados pudieran presenciar los partidos, aunque el aforo del estadio rondaría los 65.000 asientos. La mayoría, descubiertos. "Cuando volvamos, si llueve, nos mojaremos todos", admite una fuente del club. En las obras de derribo de la tercera grada, construida durante el mandato de Josep Lluís Núñez, el Barça también eliminó la cubierta del Camp Nou, operativa desde la inauguración del estadio, en 1957.
El Barça, en el mejor de los casos, jugaría con las dos primeras gradas llenas. La tercera estaría inoperativa la próxima temporada. Igual que, al menos, uno de los dos anillos de palcos que se construirán. En 2026, a la finalización de las obras, el Camp Nou tendrá 7.000 localidades de alta categoría. A finales de 2024, muchas menos.
Los futuros ingresos
Laporta, en sus apariciones públicas, ha asegurado que el nuevo Camp Nou será la clave de la recuperación económica del Barça, que acumula una deuda superior a los 1.200 millones de euros. Según las estimaciones del máximo dirigente, el club ingresará unos 340 millones de euros anuales, a partir de 2026, por la explotación de su estadio. La mayor partida será la procedente del nuevo Museo. El Barça calcula que ingresará 80 millones de euros por temporada.
El nuevo Camp Nou solo funcionará a pleno rendimiento a partir del segundo semestre de 2026. Antes, no. En el Barça también justifican las negociaciones con BSM, la empresa municipal que gestiona el Olímpic Lluís Companys, porque no descartan una "incidencia inesperada" que ralentice las obras en los próximos meses.
Falta de personal cualificado
El Barça y Limak también tienen un problema por la falta de personal cualificado para llevar a cabo algunas tareas. La mayor parte de los trabajos realizados hasta ahora han consistido en acciones de demolición y trabajo de subsuelo. Las obras de construcción todavía se encuentran en una fase muy inicial.
La reforma del Camp Nou comportará muchas dificultades. No obstante, la actual junta directiva insiste en su voluntad de que el regreso se produzca lo antes posible. Laporta es consciente de que muchos abonados son reacios a subir hasta Montjuïc porque los accesos son más complicados.
El mandato de Laporta
El factor emocional o sentimental también explica la voluntad de Laporta de que el Barça juegue la próxima temporada en el Camp Nou, un estadio que vive la mayor transformación de su historia y que volverá a ser uno de los mejores del mundo. "El mejor", sentencia el presidente azulgrana, cuyo mandato, curiosamente, acaba en 2026.