Si hay que echar la vista atrás en este 2023, un trayecto repleto de obstáculos para el FC Barcelona, sin duda un nombre en concreto brilla más que cualquier otro: José María Enríquez Negreira. Tal y como se lleva recordando continuamente desde que el escándalo saltó por los aires a mediados de febrero, entre 2001 y 2018 el club azulgrana emitió unos pagos que ascienden a 7,3 millones de euros.
Unas contraprestaciones que, desde hace meses, están siendo investigadas por un posible delito continuado de corrupción entre particulares en el deporte, un delito continuado de administración desleal y un delito continuado de falsedad en documento mercantil. El juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona admitió a trámite la denuncia de la Fiscalía contra el Barça y Negreira, a raíz de los pagos millonarios de la entidad al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA).
Pero... ¿Cuál fue el modus operandi de Negreira para sacar tanto dinero de las arcas culés? ¿Cómo mantuvo el sombrío negocio durante tanto tiempo? Y lo más importante: ¿en qué consistían exactamente sus servicios? Muchas preguntas para unas respuestas opacas y poco claras, que siembran aún más dudas. Quien fuera vicepresidente del CTA entre 1993 y 2018 facturó, a través de las sociedades Dasnil 95 SL, Nilsad SCP y Soccercam SL, unos servicios que, según el Barça, consistían en informes de árbitros --personalidad y forma de pitar--, scouting y fútbol base.
¿En qué consistían los servicios?
En el caso de Soccercam SL, propiedad del hijo de Enríquez Negreira, Javier Enríquez Romero, los servicios que supuestamente efectuó al Barça entre 2016 y 2018 no los facturó directamente al club, sino a través de una tercera empresa propiedad de Josep Contreras, entonces miembro de una comisión de seguimiento del Barça B durante el mandato de Josep Maria Bartomeu.
Según uno de los primeros autos, el modus operandi de la familia Negreira evitó "que Javier Enríquez Romero fuera contratado directamente por el FC Barcelona, para de esta forma no relacionar el apellido Enríquez con el club".
Cabe recordar que, a mediados del mes de abril, el presidente Joan Laporta se presentó en el Auditori 1899 del Camp Nou para dar explicaciones. Estuvo acompañado de varias cajas que, en su interior, contenían los informes (629) y vídeos (43) que se encontraron en la investigación interna encargada por el club. Unos documentos que eran inferiores al número real, teniendo en cuenta que cada cinco años se realizaba una destrucción física de los archivos.
La defensa encarnizada de Laporta
En su momento Laporta pidió unidad al barcelonismo por "el ataque más feroz que sufre la entidad en toda su historia". De esta forma quiso justificar unos informes "que eran importantes y necesarios", según sus propias palabras, y que significaron el sospechoso coste de 7,3 millones de euros a lo largo de 18 años.
Que la relación con José María Enríquez Negreira pudiera influir en los arbitrajes lo consideró una hipótesis falsa, algo que no ha cambiado con el paso de los meses. Y defiende que siempre tuvo entendido que el prestador de los servicios de "asesoramiento" era el hijo de Negreira, Javier Enríquez Romero, y no el exvicepresidente arbitral del CTA.
La imagen del Barça, mancillada
"Con toda la rotundidad: el FC Barcelona no ha realizado jamás ninguna actuación que tuviese como objetivo final alterar la competición para obtener alguna ventaja deportiva. No han podido demostrar que no sea así porque no era posible", quiso defender Laporta. La imagen de la entidad culé, sin embargo, se ha visto tremendamente mancillada en los últimos meses. Y no son pocos los equipos de la Liga, incluso Javier Tebas, quienes han dudado de la limpieza en los actos del Barça.
La investigación sigue abierta. Y hasta que no haya veredicto, los rumores, juicios paralelos y acusaciones infundadas continuarán. Sin duda, la peor noticia para el Barça en este 2023. Esperemos que 2024 llegue con mejores vibraciones.