El pasado 21 de diciembre, el FC Barcelona, el Real Madrid y la Superliga se alzaron vencedores en los tribunales sobre la UEFA y la FIFA. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) declaró ilegal el monopolio que ejercen los organismos internacionales y dio luz verde a la participación de cualquier club en competiciones ajenas sin exponerse a sanciones. Esta medida revolucionaria tumbó la hegemonía de ambos entes en una derrota con escasos precedentes.

Precisamente, Joan Laporta y Florentino Pérez, máximos dirigentes de Barça y Madrid, respectivamente, tenían en Jean-Marc Bosman su modelo a seguir: el hombre que cambió el fútbol. El pulso judicial del exfutbolista belga marcó un antes y un después en la normativa que rige el fútbol a nivel europeo. En 1995, el que fuera centrocampista del RFC Lieja les ganó una demanda al club, la Federación Belga de Fútbol y la UEFA ante el TJUE.

Cláusula de indemnización

El denominado caso Bosman dio paso a la Ley Bosman el 15 de diciembre de 1995. Pero para comprender la modificación legislativa cabe ahondar primero en el contexto. Jean-Marc Bosman jugaba en el Real Fútbol Club de Lieja, de la Primera División de Bélgica. En junio de 1990, el equipo le ofreció un año más de contrato, que el futbolista declinó. Por ende, la entidad lo colocó en la lista de transferibles con una cláusula de indemnización de 11.743.000 francos belgas.

Jean-Marc Bosman, años más tarde de su litigio con la UEFA FIFPro

Aquella cláusula mantenía su vigencia incluso tras el vencimiento del contrato. Un mes más tarde, el RFC de Lieja alcanzó un acuerdo de cesión con el USL Dunkerque por una temporada. Sin embargo, la operación quedó en papel mojado porque el club francés no estaba dispuesto a abonar la indemnización que exigían sus homólogos belgas.

Demanda

Por ende, Bosman presentó una demanda contra el club belga, la federación del país y la UEFA. El jugador alegaba que las normas de traspaso de la Federación Belga --aprobadas por UEFA y FIFA-- vulneraban sus derechos como trabajador al bloquear su cesión al Dunquerque. Se amparaba en el Tratado de Roma, que desde 1957 establecía la libre circulación de trabajadores entre los países de la Unión Europea

Jean-Marc Bosman, en su etapa de futbolista REDES

En noviembre de 1990, un tribunal belga permitió a Bosman jugar en un equipo de Tercera División francesa: San Quintín. En mayo de 1991, el Tribunal de Apelación de Lieja ratificó la anterior sentencia y derivó su veredicto al TJUE. En 1992, Bosman regresó a Bélgica, pero ningún club quiso ficharlo, hasta que el Olímpico Charleroi de Tercera División contrató sus servicios un año más tarde.

Hasta septiembre de 1995, Bosman no pudo exponer sus alegaciones ante el Tribunal de Luxemburgo. En noviembre, la UEFA, con el respaldo de la FIFA, mandó una carta pública que habían firmado los presidentes de las 49 Federaciones Europeas contra la libre circulación de jugadores en la UE. No obstante, el 15 de diciembre de 1995, el TJUE falló a favor de Bosman: ilegalizó las indemnizaciones por traspaso y los cupos de jugadores extranjeros que fueran ciudadanos de la Unión Europea.

Salvando las distancias

Aquel pionero al que Jorge Valdano catalogó de "conquistador de libertades" sentó un primer precedente que derrumbó la resistencia de la UEFA y obligó a modificar las reglas. Sin embargo, en este caso, Bosman tuvo que renunciar a los años de mayor esplendor de su carrera profesional por un bien mayor que beneficiaría a los futbolistas y perjudicaría a los clubes con la abolición de las indemnizaciones por traspaso.

En cambio, Laporta y Florentino han contado con los mejores especialistas jurídicos a su alcance para plantar cara a los organismos internacionales desde una posición más equiparable. De todos modos, la gesta reúne el mismo valor que el caso Bosman porque representa un cambio de paradigma que todavía debe resolverse con el arranque de la Superliga.

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