No hay día tranquilo, desde hace poco más de un año, en la selección femenina. Son muchos los cambios que se han producido desde que las famosas 15 rebeldes renunciasen temporalmente a la Roja. Se ha ganado el Mundial de Australia y Nueva Zelanda con un equipo fracturado, pero curiosamente esa misma noche, la de la consecución del título, se pasó del cielo deportivo al infierno institucional. El beso improcedente y sin sentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso fue la gota que colmó el vaso. Aunque a veces, para avanzar hace falta un último golpe que ejerza al mismo tiempo de punto de inflexión.
Ya ha pasado un mes desde la controvertida acción de Rubi, y parece que por fin se está llevando a cabo la revolución interna que pedían las futbolistas. Tras la destitución de Jorge Vilda, la controvertida elección de Montse Tomé como sucesora --estaba en el cuerpo técnico de su antecesor-- no contentó del todo a las internacionales. 39 jugadoras, entre ellas 21 de las 23 campeonas del mundo, hicieron público un escrito en el que reclamaban más cambios dentro del organismo.
Revolución imparable
En sus peticiones, las jugadoras solicitaban urgentemente la reestructuración del organigrama de fútbol femenino, del gabinete de la presidencia, secretaría general y de la dirección de integridad, así como la dimisión del actual presidente de la RFEF --Pedro Rocha--, que desde entonces ha mantenido contacto con las futbolistas para tratar de desbloquear la situación. Este último punto, en busca de que se celebren unas elecciones a la presidencia como Dios manda, con todas sus letras.
Hubo después una polémica lista de convocados de Montse Tomé sin hablarlo previamente con todas las futbolistas, y ahí acabó de estallar todo. Víctor Francos, presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), se vio obligado a acudir de urgencia a una reunión con las futbolistas convocadas en Oliva (Valencia) esta semana. No tuvo más remedio que ceder ante las solicitudes de las jugadoras para que volvieran a vestirse de corto. A base de mensajes reivindicativos, comunicados y huelgas temporales, finalmente el grueso de las internacionales españolas --lideradas por las jugadoras del Barça Femenino-- están consiguiendo su objetivo.
"La RFEF es su casa"
Se ha cesado a Andreu Camps, mano derecha de Rubiales en la Federación y una de las personas que jamás estuvieron comprometidas del todo con el crecimiento del fútbol femenino. También se ha cesado este viernes al Jefe de Integridad de la Federación, Miguel García Caba, y en los próximos días habrá muchos más cambios.
Este viernes, antes de que diera comienzo el España-Suecia, las internacionales de ambas selecciones lucieron juntas una pancarta con el lema "Se acabó", en una imagen que no ha tardado en hacerse viral y dar la vuelta al mundo en las redes sociales. La nueva victoria contra su rival en las pasadas semifinales del Mundial (2-3) ha quedado en anécdota.Una nueva estrategia de presión para seguir dando pasos hacia la transformación del fútbol femenino. La Federación ha captado el mensaje.
“Entendemos que las jugadoras necesitan sentir que la RFEF es su casa, un entorno seguro donde mostrar su profesionalidad”, puede leerse en el comunicado emitido recientemente por el organismo español, en el que se asegura también que “la RFEF siempre ha buscado este objetivo”, admitiendo no haber logrado crear “hasta ayer un clima de confianza con las internacionales”.
Rodarán más cabezas
Una de las áreas en las que las jugadoras piden cambios es el organigrama de fútbol femenino ,en el que figuran nombres como los de Ana Álvarez --directora de fútbol femenino-- y Rafael del Amo --presidente del comité de fútbol femenino--. Del Amo fue el primero en dimitir tras la asamblea polémica de Rubiales post Mundial, un gesto que le han reconocido las futbolistas. En cualquier caso, también está en el punto de mira Francis Hernández, coordinador de selecciones y uno de los hombres de confianza de Rubiales. Su apoyo al expresidente ha sido siempre total, y no ha dudado en señalar a Jenni Hermoso como culpable de toda la crisis en sus círculos de Las Rozas.
Son varias, en definitiva, las cabezas que seguirán cayendo en la Federación. Y con ello, progresivamente el ambiente entre el estamento y las futbolistas mejorará. Gracias, en buena medida, a la reivindicación constante de un grupo liderado por las integrantes del Barça Femenino. No es casualidad, de hecho, que este viernes las cuatro capitanas de la Roja para el partido ante Suecia fuesen del FC Barcelona. Alexia Putellas, Irene Paredes, Aitana Bonmatí y Mariona Caldentey. Son las que parten la pana. Y el resto debe agradecerles su implicación.