Tirar la puerta abajo, rebelarse y remar a contracorriente. Eso tuvieron que hacer las jugadoras profesionales del fútbol español --y del resto del mundo-- para integrarse y ser protagonistas en un ecosistema dominado por hombres. En los últimos años, el auge del fútbol femenino en nuestro país --gracias sobre todo a los éxitos del Barça y de la Selección-- ha permitido dar pasos de gigante en muy poco tiempo. Falta más trabajo, sin embargo, a la hora de avanzar en otros ámbitos del sector futbolístico. Y especialmente en la educación de las nuevas generaciones.
Un ejemplo es lo que ocurre con la cantidad de insultos, vejaciones y críticas desproporcionadas que reciben las narradoras de partidos en la Liga. Alba Oliveros forma parte del equipo de comentaristas de Movistar desde la temporada 2022-23, y Andrea Segura del de los partidos retransmitidos por DAZN. Ambas han sido vapuleadas en Twitter cada vez que han cometido un error. Y la mayoría de veces, sin cometerlos. Simplemente por ser mujeres que narran fútbol.
Vejaciones injustas en las redes sociales
"Igual no es lo tuyo", "es que eres malísima", "cuánto habrás tenido que chupar para llegar ahí querida"... Es el perfil de algunos de los comentarios machistas y poco constructivos que tienen que soportar las narradoras futbolísticas en redes sociales, prácticamente partido tras partido. Palabras que, sin embargo, no las desaniman a continuar haciendo lo que les gusta; una pasión orientada a seguir abriendo puertas para las futuras generaciones de narradoras.
"Tenemos un problema social que se refleja en el fútbol, que es un deporte machista", aseguró meses atrás Alba Oliveros, una de las voces de Movistar. Una comentarista que, según ha podido confirmar Culemanía, no fue propuesta por el grupo empresarial sino por la propia competición. En la narración de los compromisos de Champions League, no obstante, sí que es Movistar el encargado de seleccionar a los profesionales y gestionar la producción audiovisual de los partidos.
Las sombras del beso de Rubiales a Jenni
El machismo en el fútbol es un concepto plenamente vigente, especialmente en las últimas semanas tras la polémica generada por el beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso. Un acto que ha sido tildado de abuso de poder en toda regla, independientemente de que la futbolista diera o no su consentimiento en décimas de segundo. Sea como sea, este hecho puede relacionarse con la controversia paralela que existe sobre las narradoras deportivas.
No hay duda de que están más en el punto de mira que sus compañeros de profesión --hombres--, y que tienen menos margen de error ante los aficionados machistas que navegan por las redes sociales, la mayoría protegidos por la sensación de anonimato. Cierto es también que, como contrapartida, las narradoras reciben el apoyo y cariño de otros seguidores que las defienden, aunque no lo necesiten.
Criticadas por ser mujeres, no profesionales
"Hay veces que sí que me irritan porque el 95% de los comentarios que recibo, y a los que intento no prestar atención, contienen la palabra mujer", señala Andrea Segura en una entrevista concedida tiempo atrás a El Español. La primera narradora de la historia de DAZN en España confía en que, con el tiempo, ese tipo de manifestaciones machistas desaparecerán. "Puedo llegar a entender que haya cierta rareza en que una mujer comente un partido de fútbol en un mundo acostumbrado a los hombres, pero de ahí a pensar que nos han puesto solo porque somos mujeres y no porque somos mujeres capaces, hay una diferencia importante".
"Y quien no sea capaz de distinguirlo está definiéndose bastante", aclara en la citada entrevista. "No voy a gustar a todo el mundo, tengo mucho que mejorar y sí, si sueno como una mujer es porque soy mujer, esa es una realidad que no va a poder cambiar nadie". Hace falta que la sociedad siga avanzando en este aspecto, y que la mentalidad cambie. Aunque como sucede en todas las revoluciones de pensamiento, la presencia del machismo en el fútbol no se erradicará de la noche a la mañana. Se espera, en cualquier caso, que los trogloditas no proliferen en el fútbol español con el paso de los años. Más bien al contrario.