Los recortes del FC Barcelona no han impedido que su presidente, Joan Laporta, pueda vender ilusión a los culés nuevamente. El barcelonismo rezuma entusiasmo con los fichajes de Ilkay Gundogan, Iñigo Martínez y Vitor Roque. Sin embargo, debajo de ese estrato superficial de alegría se encuentran centenares de trabajadores que el club ha tenido que despedir para reducir la masa salarial. De entre esas personas que ayudaban al buen funcionamiento del club, destaca el caso de Gonzalo Rodríguez, una eminencia en su campo.
Explica Emilio Pérez de Rozas en El Periódico la intrahistoria de un despido, cuando menos, injusto. Porque las formas tampoco se correspondieron con los valores que la entidad prodiga en todos los actos públicos. El sustituto de Carles Naval desde julio de 2021 recuperó un hilo de la esperanza para aquellos que aún confían en la verdadera meritocracia.
Ascenso con trabajo y esfuerzo
Gonzalo Rodríguez presume de una trayectoria impecable que para nada se relaciona con su salida del Barça. Licenciado en Derecho por la Universidad Pablo de Olavide y con un Máster en Gestión Deportiva a sus espaldas, este joven de Badajoz llamó la atención del responsable del FC Barcelona Femenino, Markel Zubizarreta. En 2018, el joven de Badajoz firmó un contrato temporal de un año con la entidad de la capital catalana.
De ahí nació una sociedad imparable. La mano derecha de Zubizarreta pasó a llamarse Gonzalo como una especie de navaja suiza que solventaba indistintamente negociaciones para fichajes o encontrarles el piso ideal a las futbolistas. Gonzalo Rodríguez dominaba a la perfección el arte de la burocracia.
Ni siquiera la vorágine que había tomado la Ciudad Deportiva Joan Gamper con el aterrizaje de Asisat Oshoala se interpuso en el camino del team manager del equipo femenino. Cuenta Pérez de Rozas que se presentó en el despacho de Zubizarreta y desenredó el lío del papeleo con un sencillo "jefe, déjelo en mis manos". Obviamente, Gonzalo cumplió su misión con creces.
'Robado' para el masculino
El extraordinario trabajo en el Barça Femenino no pasó desapercibido para los mandamases del club. Después de cumplir su primer año le obsequiaron con un contrato por otras dos temporadas. Al término del curso 2020-21, coronado con el triplete del Femenino, Gonzalo se marchó de vacaciones a su Badajoz natal. No obstante, su descanso quedó interrumpido por una llamada del vicepresidente del área deportiva, Rafa Yuste.
De regreso a Barcelona, el propio Yuste y Jose Manuel Alexanco entrevistaron durante 10 minutos al abogado pacense. Tras una primera conversación llegaron los capos. El presidente Joan Laporta, su asesor Enric Masip, la jefa del gabinete de presidencia, Manana Giorgadze, y el director de fútbol, Mateu Alemany. Pronto desposeerían a Zubizarreta de su fiel escudero para preparar el relevo de Carles Naval, el que fuera delegado del primer equipo masculino durante 36 años.
Dos años de aprendizaje en vano
Nueva firma, dos años más y el inicio del fin de Gonzalo en Can Barça. Entre 2021 y 2023, el ya ex team manager del Femenino ejerció de aprendiz de Carles Naval para convertirse en el delegado del equipo entrenado por Xavi Hernández a medio plazo. No obstante, este relevo nunca llegó a tener lugar. En la Ciudad Deportiva Joan Gamper sus trabajadores definen a Gonzalo con los mejores adjetivos posibles, según hace constar Pérez de Rozas. Pero ese premio a la perseverancia en 2021 ha degenerado en una salida forzada dos años más tarde.
En plena etapa de recortes, Gonzalo ya andaba con la mosca detrás de la oreja al vencer su contrato a finales del curso 2022-23. Preocupado por su futuro, se reunió con Mateu Alemany después de que el ejecutivo balear amagara con hacer las maletas y fichar por el Aston Villa. Su jefe, y uno de sus principales valedores en el club le transmitió tranquilidad y le aseguró que estaba "renovadísimo" y que en la entidad estaban "contentísimos" con su progreso. Teóricamente, en el futuro iban a concederle mayores responsabilidades al aspirante a suceder a Carles Naval.
'No renovación' incomprensible
Gonzalo Rodríguez contestó aliviado "pues me caso en unos días y quiero estar tranquilo". Mateu dio luz verde a sus planes y el abogado de Badajoz pudo marcharse de nupcias. Sin embargo, el golpe de realidad y giro radical de los acontecimientos se presentó una vez llegado al primer hotel con su esposa, Esperanza. Ella recibió una llamada del director de fútbol del club que echó por los suelos todo el trabajo de años: "Lo siento, Gonzalo, pero no puedes continuar, no te podemos renovar el contrato. Me están apretando de arriba, hay que suprimir puestos de trabajo, hay que ahorrar y sois dos (Naval y Gonzalo) y uno tiene que salir. Lo siento mucho".
Joan Laporta y la plana mayor del club declinaron renovar el contrato de Gonzalo, que caducó el pasado 30 de junio. Una 'no renovación' que se digiere más bien como un despido. Pensarán algunos - bastantes - si un políglota como él que ha contribuido en la sombra a una era dorada del Barça Femenino se queda en la calle, ¿de que vale la meritocracia? En tanto, Carles Naval tendrá que posponer su jubilación.
Ni Xavi Hernández daba crédito ante su marcha precipitada, conocida durante una conversación con Alemany. La buena noticia es que el Barça vuelve a resurgir en el mercado con el fichaje de Vitor Roque por 30 millones de euros fijos, y 31 millones variables. No obstante, para el sueldo de Gonzalo no salían las cuentas.