El comité técnico y blanco de árbitros: 16 militantes del Real Madrid

En el caso Negreira subyace una lucha entre los dos grandes del fútbol español por controlar la designación de los árbitros. ¿Qué buscaba el Barça contratando a Enríquez Negreira? Seguramente, tratar de neutralizar la absoluta influencia que, históricamente, ha ejercido su eterno rival en los colegiados.

Y es que, haciendo un rápido repaso, llama la atención que 16 presidentes del comité arbitral fueran exjugadores, exdirectivos del Real Madrid o árbitros adscritos al Colegio Castellano (Madrileño), lo que evidencia el poder absoluto que, históricamente, ha ejercido el club blanco en el estamento arbitral.

El primer presidente del CTA fue Alfonso Albéniz Jordana, ex jugador del Real Madrid (1911-12) y socio y directivo del club blanco (1913-21). Su sucesor, Carlos Dieste Vega, también visitó la camiseta blanca (1914-15) y fue dirigente de la entidad de Chamartín (1914-21). En 1924 llegó el tercer presidente del CTA, Luis Colina Álvarez, que venia de ser presidente del Stadium Madrid, que por aquél entonces era el filial del Real Madrid. Le sucedió Antonio de Cárcer, cuarto presidente del CTA, que ostentó el cargo en dos periodos, de 1926 a 1928 y de 1930 a 1936. También fue socio y directivo del Real Madrid. Su hermano, Fernando, fue vicepresdiente de la junta de Santiago Bernabéu.

La etapa inicial: blanco profident 

Le sucedió, Julián Ruete Muniesa (1928 al 30), que también defendió la camiseta del Real Madrid (1904-10) y fue secretario de la directiva blanca presidida por don Adolfo Menéndez (1908-1910). El séptimo presidente del CTA fue Alfonso Albéniz, que volvió al cargo tras ser el primer presidente del comité arbitral. Del 30 al 36, repitió nuevamente Antonio de Cárcer y Disdier. En 1939, tras la guerra civil, se creó el Comité Central de Árbitros. Ascendió al cargo como noveno presidente del CTA, Eulogio Aranguren Labairu, que defendió la camiseta del Real Madrid de 1911 a 1921. En 1946, es designado para el cargo de presidente el excolegiado madrileño Manuel Álvarez Corrilols, que solo estuvo 11 meses en el cargo. Le sucede Emilio Suárez Marcelo como undécimo presidente. Fue un socio destacado del Real Madrid y uno de los organizadores de las bodas de oro del club blanco.

Extrañamente, de 1947 a 1948 está un navarro, Ramón Echaren, pero solo duró una temporada, siendo relevado, por el colegiado madrileño Pedro Escartín (1948-51), que aunque jugó en la Real Sociedad Gimnástica, confesó de manera privada que era seguidor del Real Madrid. En 1951-52 llega a la presidencia otro exjugador del club de Chamartín, Luis Saura del Pan. Un año después, le sucede otro ex madridista, Arturo López Espinosa. En 1953, llega Emilio Álvarez, que era el presidente de los árbitros madrileños. De 1956 al 61, ostenta el cargo, Nivario De la Cruz Hernández, exárbitro del la Federación castellana. El perfil se repite, siempre alguien cercano al Real Madrid o a los árbitros madrileños.

"Mientras yo sea presidente, el Barça no ganará"

El organismo pasa a denominarse Comité Nacional de árbitros. Del 61 al 67 manda Manuel Asensi que, aunque era un árbitro valenciano, estaba adscrito al colegio Castellano. Le sigue el ínclito José Plaza, que había sido jugador del Plus Ultra, el filial del Real Madrid, y que estuvo en el cargo en dos etapas, la primera, del 67 al 70. Dimitió en solidaridad con Guruceta, el arbitro recusado por el Barça por pitar un penalti en el Camp Nou en una acción que se produjo dos metros fuera del área. En su segunda etapa, Plaza estuvo 18 años, del 72 al 90. Bajo su mandato, el árbitro Camacho, que denunció haber sido apartado del arbitraje por no querer favorecer al Madrid, aseguró que le escuchó pronunciar a Plaza aquella célebre afirmación de: “Mientras yo sea presidente del CTA el Barça no ganará ninguna liga”. Y la realidad es que en sus 21 años de presidente, el club azulgrana solo ganó una.

Anticorrupción pide imputar a Sánchez Arminio / REDES

Sánchez Arminio posa junto al presidente de la Liga, Javier Tebas / REDES

Entre medio (1970-72) estuvo el árbitro del colegio madrileño Juan Pardo Hidalgo. Luego estuvo Pedro Sánchez Sanz (1990-93) que accedió al cargo “a dedo” tras la misteriosa renuncia del árbitro catalán Albert Giménez. Y entonces ya llegó (1993-2018) el mandato de Sánchez Arminio y Enriquez Negreira, que cortó esa tendencia. Tan evidentes son los pagos del Barça al número dos de los árbitros como que el Real Madrid controló históricamente las designaciones arbitrales sin la necesidad de pagar porque acababa colocando a uno de los suyos.